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L14-05-2007 Efeso - Pamukkale

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Kuşadası, Türkiye

Nos levantamos, tomamos un buen desayuno, y seguimos el procedimiento de dejar la maleta en el bus para que la cargara nuestro chofer Fatih. Abandonamos el hotel, y partimos a Efeso, que está a pocos kilómetros.

Efes (Έφεσος) , Türkiye

Dicen que Efeso es la ciudad antigua mejor conservada de Asia menor. Entramos por la Puerta de Magnesia, y lo primero que encontramos fue un odeón muy bien conservado.

 
Éfeso: Fuente de Trajano
   
 
Éfeso: Templo de Adriano
 

Caminamos entre ruinas hasta el Monumento de Memmius, y un poco más allá encontramos el Templo de Domiciano, que nos contó Celia que era una clínica. De hecho, una de sus piedras tiene el típico símbolo de las serpientes enrolladas que hoy asociamos a las farmacias.

Tomamos ahí la Vía de los Curetes, y pasamos la Puerta de Hércules, desde donde teníamos una buena vista a la Biblioteca de Celso. Pasamos por la Fuente de Trajano, que más parece un Frankenstein de piedras diversas apiladas, y nos desviamos para ver las Termas de Vario o de Escolastika, con su sistema de circulación de agua caliente.

   
 

Un poco más allá está el Templo de Adriano, en mejores condiciones, y al lado, unas casas romanas con mosaicos en excelente estado. Nos desviamos a ver las letrinas públicas, y terminamos la Vía de los Curetes en la Biblioteca de Celso, que es espectacular.

Tomamos la Vía Sacra por la Puerta de Augusto, y salimos al Ágora, hasta llegar al impresionante Gran Teatro, inmenso.

Nos contó nuestra guía Celia que en estos parajes anduvieron San Juan y San Pablo, haciendo de las suyas. Vimos unas marcas primitivas cristianas, símbolos de los tiempos en que era una creencia peligrosa.

 
Éfeso: Biblioteca de Celso
   
 
Monte Koressos: Casa de la Virgen María
 

Vislumbramos la Avenida Arcadiana o Calle del Puerto, desde donde venía la gente que desembarcaba en la ciudad, y claro, los prostíbulos que los recibían.

Nos gustó mucho visitar Efeso, y tener una idea semejante a la que vimos en Pompeya de cómo vivian los antiguos. Además, las ruinas estaban en muy buen estado.

Tomamos el bus, y pasamos por fuera del Templo de Artemisa, del que sólo queda una solitaria columna, y subimos el monte Koressos para visitar Meryemana, la casa de la Virgen María.

   
 

Vimos la casa, que ahora es capilla, dejamos una petición en un muro lleno de papelitos blancos, y luego de un rato, donde la Cons compró un poco de agua bendita, partimos nuevamente.

Nos llevamos una sorpresa en este punto, porque nos llevaron a una fábrica de cueros por ahí cerca. No estaba en el programa, pero bueno, qué le vamos a hacer. Nos sentaron en una pasarela, pusieron música, y comenzaron a desfilar modelos (hombres y mujeres) con chaquetas de cuero.

Estaban súper buenas (las chaquetas), y bajamos a ver los modelos mientras nos daban té de manzana y galletas. Después aprenderíamos que es lo usual en Turquía.

Nos explicaron que había tres tipo de tela, de distinta calidad, la Cons se entusiasmó y se llevó una buena chaqueta.

Kuşadası - Pamukkale (213 km)

Ahora si continuamos hacia Pamukkale. Salimos de la provincia Aydın, y nos dirigimos a la provincia Denizli.

 
Provincia de Aydın: Fábrica de cueros
   
 
Pamukkale
 

El viaje era relativamente largo, pero nuestra guía se lució pasándonos un mapa (algo que nunca hicieron los del tour por Europa), y comenzó luego a explicarnos cosas del país, que puse en el detalle.

Pasamos fuera de Aydın y paramos a almorzar en Marla Restaurant, y pedimos adana kebab y şiş kebab, para probar la cocina local. En eso un mozo del local llega donde la Cons, y le pasa un sobre de cartón, que decía algo así como "dentro hay bichos de la zona". Lo abrimos, y empezó a sonar como si dentro hubiese algún escarabajo o mariposa aleteando.

Se muere de la risa el mozo, y nos muestra que es un mecanismo con un elástico. Nos llamó la atención, el personaje no hablaba castellano, pero tenía bastante desplante.

   
 

Subimos al bus, y en el camino nos fijamos que en las casas, ponen arriba del techo otro techo, como para tener una terraza. Vimos también que había hartas mezquitas.

Pamukkale, Türkiye

Pronto vislumbramos a lo lejos una mole blanca, el Castillo de Algodón, Pamukkale. Nos bajamos del bus, caminamos un trecho desde donde se veían las ruinas de Hierapolis, y llegamos al borde del Castillo de Algodón.

Es una formación natural de piedra cubierta con una costra calcárea por los minerales disueltos en las aguas subterráneas.

 
Pamukkale
   
 
Pamukkale
 

Nos sacamos los zapatos, y a pie descalzo nos metimos en la zona habilitada. Es de un blanco que lastima los ojos, y hay que tener cuidado por dónde se pisa. Desde arriba se tiene una buena vista del valle, y de las piscinas, claro.

Caminamos hacia las piscinas, y nos metimos en algunas de ellas. Es una rara sensación. Hay harto turista, pero son respetuosos y nadie estaba haciendo escándalo.

Esperamos un segundo a la gente que fue a ver las ruinas de Hierapolis, y nos subimos al bus. En ese rato se le echó a perder el aire acondicionado, y se convirtió en un infierno. Menos mal que nos bajamos altiro.

   
 

Visitamos la necrópolis de Hierapolis, o sea, su cementerio. Su soledad contrasta con el público que había un poco más allá.

Recorrimos un rato el cementerio y nos fuimos al hotel Lycus River. Nos tocó la habitación 1316, una duplex con jacuzzi y sauna, espectacular. Además el TV cable tenía una cantidad de canales decente, no como Atenas ni Kuşadası.

Salimos a probar las instalaciones termales, y nos tocó la puesta de sol cerca de la fuente de aguas termales. El agua era turbia, pero nos daba lo mismo, estaba muy relajante.

 
Pamukkale: Hierapolis
   
 
Pamukkale: Hotel Lycus River
 

Fuimos a la cena, que era con las mesas al aire libre, y nuevamente sólo nos tocó pagar los líquidos. Había una señora turca sentada en el suelo que amasaba y amasaba, luego ponía la masa en una especie de sartén, y hacía pan pita, listo para servirse.

Luego de probar lo que había en el buffet, vi en el menú un trago llamado rakı. Le pregunté al mozo, y me indicó que era típico turco y que tenía que probarlo. Bueno ya, me lo trae, le pregunto cómo se hace, y me dice que tengo que mezclarlo con agua, se pondrá blanco y tiene un gusto anizado. ¡Igual que el ouzo!

Bueno, ha sido un día muy largo, nos fuimos a dormir luego de cenar.

   
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