Comida ignaciana

Me llamó la atención:

  1. La Estación Mapocho estaba repleta.
  2. El discurso del Rafa Araneda fue bastante distinto al de la última vez que lo vi.
  3. Entiendo que algún hermano mío fue, y no nos topamos.
  4. Se notaba claramente quiénes éramos del Bosque y quiénes del Alonso Ovalle.
  5. Era difícil darse cuenta quiénes eran mayores o menores que tú, en el rango “cerca de los treinta”.
  6. Hubo una especie de efecto “vuelta al colegio” que no esperaba, con unos individuos mayores subiendo al escenario pidiendo botellas de vino gratis porque “tenemos ganas de chupar”, y otros menos mayores tirando las servilletas al aire y tirándose encima de la cerveza.
  7. Nos repetimos libremente en la  comida, entrada y fondo al menos.
  8. Se notó claramente que el colegio no es mixto, las promotoras fueron silbadas, chifleadas, gritadas y churreadas.
  9. No ví ningún profesor mío, excepto al Pato Rossel.

Mmm, eso por el momento.

 

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