Pela’ito bueno

De quinto a octavo nuestro profe de Ciencias Naturales fue Mario Gárate. Esas clases solían ser de dos módulos seguidos, y se desarrollaban así:

El profe llegaba con su maletín y su impermeable saludando “buenos días, buenos días, buenos días, Dutrey pa’fuera” (costumbre que Dutrey primero alegaba pero luego asumía).

La primera mitad de la primera hora era una especie de charla científica, de temas diversos de física, astronomía, etc.

La segunda mitad de la primera hora, con la caja de tizas que traía el profe, dibujaba un pez precioso, a todo color, con lujo de detalles, y sus partes.

La primera mitad de la segunda hora nos pasaba fichas para que desarrolláramos en trabajo personal.

La segunda mitad de la segunda hora nos decía que nos quedáramos tranquilos mientras esperábamos el timbre.

A Palote, cuando por fín se sacó una buena nota le dijo “a tí te he subido muchas notas, por lo que esta te la voy a bajar”.

Para los trabajos de laboratorio, yo era como su ayudante o monitor, y tenía que elegir un compañero para ir a arreglar el laboratorio y recibir a los grupos. Lo que hacíamos era echarle fenolftaleína a las papas para ver su almidón, bañar en mercurio monedas de cien pesos, o hervir levadura con azúcar para destilarla y obtener alcohol.

El profe siempre escribia con pluma, y su firma era bastante complicada. Tenía una especie de signo peso por ahí ($), y el profe decía que era para que le “llegara platita”.

A todos nos trataba de “pela’itos”, y nos decía si éramos “pela’itos buenos” o “pela’itos malos”.

2 thoughts on “Pela’ito bueno

  1. Que notables recuerdos.… aunque no eramos compañeros a esas alturas yo tb tuve a garate de profe…

    me acuerdo del rumor de que antes de ser profesor se había dedicado al boxeo profesional

    harto freak el viejo la verdad

  2. Pero Perno, ¡qué mala memoria! Fuimos compañeros hasta sexto básico. Mucha crítica a la religión y buenas costumbres del presente te está consumiendo los recuerdos del pasado. ¿O será el amor?

    Por otro lado, lo del boxeo me hace pensar que algunas neuronas siguen por el buen camino. Me recordó el anillo de oro gigante que usaba el profe. Pintábamos papeles con destacador amarillo y lo poníamos en el dedo con forma de anillo, para imitarlo sanamente.

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