¿Qué es el conocimiento?

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En esta serie he intentado dar respuesta a la pregunta ¿qué es conocimiento?, y hemos encontrado (tal vez sorpresivamente), que no hay consenso en cómo responder a esto. Esta fue la secuencia que seguimos:

  • Despierta, Neo, estás en el mundo real”. Iniciamos la serie exponiendo los criterios que entregó Platón para caracterizar el conocimiento, lo que se llama habitualmente justified true belief.
  • ¿Trajo su justificativo?”. Ejercitamos los criterios del conocimiento explorando distintos tipos de justificación.
  • Irrefutable”. Discutimos la postura de Descartes acerca del conocimiento, según la cual es necesario contar con evidencia irrefutable.
  • Tabula Rasa”. Incorporamos a la discusión las ideas de Locke, propias del empirismo, que agregan a la experiencia como fuente del conocimiento.
  • Fundación”. Revisamos la estrategia fundacionalista para estructurar un cuerpo de conocimiento.
  • Desconozco”. Desafiamos los criterios propuestos por Platón revisando un tipo de caso (Gettier) donde se cumplen los criterios, pero no podemos decir que haya conocimiento.
  • Da confianza”. Intentamos un nuevo enfoque, el confiabilismo, que ofrece una respuesta alternativa a nuestra exploración de qué es el conocimiento.
  • Interno (hacia mÍ) — Externo (hacia el mundo)”. Cerramos la serie contrastando la concepción internalista tradicional con la externalista más reciente.

La epistemología es el estudio filosófico del conocimiento. Además de la pregunta ¿qué es el conocimiento?, estudia otras cuestiones. No profundizamos, por ejemplo en los siguientes tópicos:

  • ¿Cuáles son las fuentes del conocimiento? No hemos explorado la percepción, la memoria, la conciencia (introspección), el razonamiento ni el testimonio de terceros.
  • ¿Cómo se expande y estructura el conocimiento? Respecto a lo primero, en realidad no hemos nombrado elementos de inferencia como la deducción o la inducción. Respecto a lo segundo, lo revisamos superficialmente al ver el fundacionalismo.
  • ¿Qué tipo de cosas conocemos? Abrimos la serie con esta pregunta, pero en realidad no hice una exposición detallada de las alternativas, que van desde nada (escepticismo) hasta el estudio del conocimiento científico, moral y religioso.

Tal vez más adelante desarrolle alguno de estos tópicos. ¡Espero que lo hayan disfrutado!

Interno (hacia mÍ) — Externo (hacia el mundo)

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[Este post es parte de una serie sobre epistemología, en la que estamos explorando diferentes enfoques acerca de qué es el conocimiento].

En el comienzo de esta serie, habíamos visto que algo podía ser caracterizado como conocimiento si cumplía tres condiciones:

a) Ese algo es verdad.
b) Creo en ese algo.
c) Estoy justificado en creer ese algo.

Llamemos a este conjunto de condiciones el “enfoque tradicional”.

Luego, en el último post revisamos una forma un poco distinta de caracterizar lo que es el conocimiento:

a) Ese algo es verdad.
b) Creo en ese algo.
c) Mi creencia fue causada por un método que es confiable en las circunstancias.

Llamemos a este conjunto de condiciones el “enfoque causal”.

Ambos enfoques consideran que, para que algo sea conocimiento, debe ser verdad, y debo creer en él. La diferencia de fondo está entonces en la tercera condición:

  • En el enfoque tradicional, el conocimiento de una persona depende exclusivamente de las razones que tiene ella para justificar su creencia. La capacidad de esta persona de identificar estas razones mediante reflexión es esencial en este enfoque. A esto se le suele llamar internalismo.
  • En el enfoque causal, se agrega a lo anterior la posibilidad de fundamentar el conocimiento sobre la base de la conexión que existe entre la creencia que tiene la persona y el mundo, independientemente de la conciencia que se tenga de esta conexión. A esto se le suele llamar externalismo.

Para distinguir mejor entre ambos, notemos que el enfoque internalista tiene dificultades para asignarle conocimiento a niños pequeños.

Bernardita de tres años de edad dice “esto es un auto verde”, mientras indica con el dedo un auto de color verde. Le pido que me entregue las razones que justifican su creencia de que “esto es un auto verde”. Ella no es capaz de entregárme razones. Entonces, según el internalismo, ella no tiene conocimiento de que “esto es un auto verde” porque no es capaz de justificar su creencia.

El enfoque externalista, en contraste, permite que una persona tenga conocimiento de algo sin necesidad de tener razones que la justifiquen. (Notemos que algunos pueden considerar irracional asignarle conocimiento a alguien que no es capaz de entregar una justificación.) Específicamente, en el caso del confiabilismo, es suficiente con que el proceso con el que se obtiene la creencia sea confiable. Es el proceso en sí mismo el que confiere la calidad de conocimiento a la creencia.

Volviendo al ejemplo de Bernardita, bastaría con que el proceso usado por ella para obtener su creencia de que “esto es un auto verde” sea confiable en las circunstancias para que podamos decir que la creencia de ella es conocimiento.

Estas son las circunstancias: ella está despierta, hay buena iluminación, no hay vidrios o espejos intermediarios, no hay astigmatismo, miopía o daltonismo involucrados, y la distancia al objeto es razonable.

El proceso involucrado en este caso, es la percepción visual; este proceso lo consideramos confiable en las circunstancias descritas. Luego, podemos decir que Bernardita sabe que “esto es un auto verde” aunque no sea capaz de entregar una justificación de su creencia.

Es de gran interés para el confibialismo, entonces, investigar y entender cuáles procesos son confiables para formar creencias. En esto, su idea es trabajar cercanamente con la psicología y la neurología, lo que es una orientación naturalista.En el fondo, el enfoque internalista se concentra en las condiciones que se usan para determinar si algo está justificado. Pero no es lo mismo lo que se usa para determinar si algo está justificado que lo realmente determina si algo está justificado.

Por ejemplo, la siguiente frase: “ausencia o defecto de la enzima involucrada en la producción de melanina”, pese a ser totalmente adecuada para definir el albinismo, puede ser inútil para encontrar albinos en la práctica.

De la misma manera, caracterizar en detalle qué es la justificación, o definir cuándo algo está justificado es diferente a lo que otorga justificación a algo. La propuesta del confiabilismo, es que la justificación está entregada por la confiabilidad del proceso con el que se llega a la creencia.

Más en el fondo, la idea es que la justificación esté implicada por el hecho de que la creencia de la persona sea objetivamentecierta. Y que la creencia sea objetivamente cierta no va a depender de las razones que uno pueda dar al respecto. La verosimilitud objetiva de una creencia dependerá de la correlación entre la verdad de la creencia y la evidencia que se encuentra en la naturaleza. O sea, que haya una conexión entre la verdad objetiva de la creencia en el mundo y lo que justifica la creencia.Si volvemos al caso de la Matrix, Neo puede entregar todo tipo de razones para justificar las creencias que tiene acerca del mundo. Pero mientras él no ha sido liberado de la Matrix, estas razones están totalmente desconectadas del mundo real, y por lo tanto, desde el punto de vista externalista, Neo simplemente no posee conocimiento del mundo real.

Hasta aquí dejaremos esta exploración de la epistemología. En el siguiente post haremos un resumen de toda la serie.

Da confianza

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[Este post es parte de una serie sobre epistemología]

En el post pasado discutimos un caso en el que se cumplen los tres criterios tradicionales que definirían el conocimiento, pero en el que no podemos decir que haya conocimiento. Vimos que este tipo de casos quita fuerza al esquema tradicional que definía lo que es el conocimiento.

Al mirar con calma el caso, encontramos que lo que debilita la creencia es que es mera casualidad que la creencia adquirida que “el papá de mi amigo está vestido de negro” es verdad. No hay un vínculo que una el hecho que mi creencia es verdad con la justificación que pretende sostener mi creencia.

Confiabilismo al rescate

Una solución es la que nos sugiere Alvin Goldman: modificar la tercera condición para el conocimiento, requiriendo que el hecho que la creencia sea verdad no sea una simple coincidencia. Su propuesta es que, para saber algo:

a) Se debe creer en ese algo.
b) Ese algo debe ser verdad.
c) La creencia en ese algo debe ser causada de una manera apropiada.

¿Qué maneras son apropiadas para causar creencias que son verdad? Hay varias propuestas, pero veremos solamente una, el “Confiabilismo” (del inglés reliabilism). La idea es que la creencia sea obtenida por medio de un método que sea confiable en las circunstancias.

En otras palabras, para que haya conocimiento, se debe cumplir que el proceso de formación de la creencia debe ser confiable, si la creencia es verdad.

Procesos no confiables y procesos confiables

Queda entonces aclarar qué es un proceso “confiable” Veamos primero ejemplos de procesos no confiables:

  • Adivinar (guessing). Por ejemplo, uno podría adivinar que está lloviendo en Curicó y ser verdad. Pero uno también podría adivinar que no está lloviendo y ser mentira.
  • Generalizar apresuradamente (hasty generalization). Por ejemplo, del hecho que la mayoría de los amigos de un hindú crecieron como politeístas, él deduce que a la mayoría de la población mundial es politeísta.
  • Pensamiento ilusorio (wishful thinking). Por ejemplo, pensar que el resultado de un examen médico será positivo, antes de recibirlo.

Podríamos caracterizar un proceso confiable como aquel que  “transmite” la verdad, o entrega mayormente creencias verdaderas, o entrega una alta tasa de creencias verdaderas respecto de creencias falsas.

Podemos pensar en dos tipos de procesos confiables:

  • Incondicionales. Estos procesos no tienen como entrada otras creencias. Por ejemplo podemos citar los procesos perceptuales que se realizan con atención. Mi creencia que “tengo frío en las manos” se basa en la percepción que tengo de mi temperatura corporal. Mi creencia que “veo a Lisa” se basa en la percepción visual que tengo de una figura de Lisa Simpson.
  • Condicionales. Estos procesos tienen entradas que incluyen parcialmente otras creencias y, cuando las entradas son verdad, entrega creencias que son probablemente verdad. Por ejemplo, la memoria, que se basa en creencias previas; la inducción sobre una base extensa y variada; y la deducción lógica, son procesos confiables condicionales.

Neo y la Matrix

Volviendo al caso con el que abrimos esta serie, pasamos a preguntarnos, dentro del marco que nos otorga el confiabilismo, ¿cómo puede saber Neo si está o no está dentro de la Matrix?

La respuesta que da el confiabilismo, es que mientras el proceso usado por Neo para obtener sus creencias sea confiable, entonces Neo tiene conocimiento.

De acuerdo con este criterio, entonces, podemos distinguir estos dos casos:

  • Cuando Neo está dentro de la Matrix, no tiene conocimiento del mundo a su alrededor, puesto que el proceso que está usando para obtener sus creencias es uno que está siendo manipulado por un agente externo, creando ilusiones, lo que no es confiable.
  • Cuando Neo está fuera de la Matrix, tiene conocimiento del mundo a su alrededor, puesto que el proceso que está usando para obtener sus creencias (procesos perceptuales) son confiables, en el sentido que tiene una alta tasa de creencias verdaderas versus falsas.

Una consecuencia de esta definición de conocimiento, es que Neo no tiene manera de distinguir cuándo está usando un método confiable (fuera de la Matrix) y cuando está usando un método no confiable (dentro de la Matrix) para obtener creencias del mundo. En otras palabras, Neo no tiene forma de discriminar cuándo tiene conocimiento y cuándo no, lo que nos puede parecer (al menos) poco satisfactorio, ¿no?

En el siguiente post, que será el último de esta serie de epistemología, contrastaremos el marco de referencia provisto por el confiabilismo, con el marco de referencia tradicional.

Desconozco

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[Este post es parte de una serie sobre epistemología]

En el post anterior terminamos de examinar las posturas de Descartes y de Locke. Ambas posturas, recordemos, siguen los criterios que estableció Platón: para saber algo, sería necesario cumplir con estas tres condiciones:

a) Se cree en ese algo.
b) Ese algo es verdad.
c) Uno está justificado en creer ese algo.

No nos gustó mucho la propuesta de Descartes, por ser muy restrictiva; pero establecimos también que la propuesta de Locke es muy permisiva. Todo esto, comentamos, ya se discutía en el siglo XVI. Por supuesto el tema se siguió discutiendo en los siglos venideros, y fueron saliendo más propuestas, que iban de alguna manera refinando las definiciones dentro del marco establecido por Platón.

Hasta que en 1963 (¡cuatro siglos después!) alguien desafió abiertamente el marco propuesto por Platón en un corto artículo, y mostró que este marco estaba equivocado. Esta persona fue Edmund Gettier, y lo que él muestra en su artículo son algunos casos en los que se cumplen las tres condiciones a), b) y c), pero en los que, sin embargo, no se puede decir que haya conocimiento. Veamos un ejemplo similar a los propuestos por Gettier:

Estoy en una ceremonia, y le pregunto a un amigo al lado mío cómo reconocer a su papá, a quien yo nunca he visto. Mi amigo me dice que su papá es el único en la ceremonia que tiene bigote. Miro alrededor, y la única persona que tiene bigote está vestida de negro. Entonces, yo deduzco que “el papá de mi amigo está vestido de negro”. Sucede, sin embargo, que el papá de mi amigo en realidad justo ha ido al baño cuando he mirado. La persona que yo veo con bigote acaba de llegar y no es el papá de mi amigo. A su vez, el papá de mi amigo, efectivamente, está vestido de negro.

Vemos que:
a) Yo creo que “el papá de mi amigo está vestido de negro”.
b) Es verdad que “el papá de mi amigo está vestido de negro”.
c) Estoy justificado en creer que “el papá de mi amigo está vestido de negro”, porque lo he inferido del testimonio verdadero que me ha dado mi amigo.

Con esto, según los criterios de Platón, uno puede decir que yo sé que “el papá de amigo está vestido de negro”. Pero, ¿podemos decir que realmente lo sé?

Ejemplos semejantes a este revolucionaron a los filósofos, y desde entonces están tratando de identificar qué hay que corregir en la definición de conocimiento para que ejemplos como el nombrado no califiquen como conocimiento. En el siguiente post veremos algunas propuestas al respecto.

Fundación

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[Continuamos con nuestra exploración de la epistemología]

La idea general del fundacionalismo es identificar un conjunto de creencias de las que se tenga certeza, y luego, usar este conjunto para fundamentar otras creencias. Es una estrategia semejante a la usada en matemáticas: a partir de ciertos axiomas considerados ciertos, se deducen teoremas usando un argumento válido, de manera que, cuando las premisas son verdaderas, se transmite la verdad al teorema concluido.
Esta estrategia fundacionalista necesita responder entonces dos preguntas: cuáles son las creencias básicas, y cómo estas creencias básicas fundamentan otras creencias.

Ya hemos visto las propuestas de Descartes y de Locke, veamos cómo se aplica la estrategia fundacionalista a estas propuestas:

  • En la propuesta de Descartes, la clase fundacional serían las creencias para las cuales tenemos evidencia irrefutable.
  • En la propuesta de Locke, la clase fundacional sería las creencias perceptuales, según dos enfoques: Creencias acerca del mundo físico, fundamentadas por la experiencia sensorial; y creencias acerca de nuestra mente, fundamentadas por la reflexión.

En el caso de Descartes, ya vimos que tiene como consecuencia que de su clase fundacional sólo se puede deducir que existimos, y nada del mundo físico.

Revisemos en detalle ahora las consecuencias de la propuesta de Locke. Él argumenta que aumentar las creencias que conforman la clase fundacional incorporando la experiencia sensorial no es algo arbitrario o antojadiza, por dos motivos:

  • Causa externa: Nuestras experiencias son involuntarias. Una vez que abro los ojos, no puedo decidir qué experiencia tendré. Por lo tanto, algo externo a mi propia mente debe estar causando la experiencia.
  • Consistencia: Nuestras experiencias son consistentes. Lo que reporta un sentido, se puede corroborar con otro.

Si recordamos nuestro ejemplo de Neo, vemos que ninguna de las dos cosas nombradas nos ayuda como criterio para decidir si estamos o no dentro de la Matrix, puesto que ambas condiciones pueden ser replicadas dentro de ella. Las experiencias de Neo dentro de la Matrix tenían una causa externa: eran experiencias producidas directamente en su cerebro por la Matrix. Además, las experiencias de Neo dentro de la Matrix eran consistentes: en toda una vida que llevaba adentro, no encontró inconsistencias experienciales que le permitieran deducir que estaba dentro de ella. En otras palabras, para Neo, estar dentro de la Matrix es indistinguible de estar dentro del mundo real.

Sin haber visto esta película en el siglo XVI, Locke estaba al tanto de este tipo de argumentos (no es broma), y él responde que contamos entonces con creencias probables (probabilidad menor que uno), y no creencias irrefutables (probabilidad uno), pero que, en la práctica, eso sería todo lo que se necesita para construir conocimiento. Veamos por qué.

Poniéndonos en el contexto de nuestra definición propuesta de conocimiento como creencia que es verdad y está justificada, en el caso de Locke así se diferencia el caso entre estar dentro de la Matrix y estar fuera de ella:

  • Caso en que Neo está fuera de la Matrix: Tiene evidencia experiencial verdadera de que ve el sol. Creer en esta evidencia, en el esquema de Locke, le permite justificar que tiene conocimiento de que “veo el sol”. De ello deduce que “no estoy en la Matrix”.
  • Caso en que Neo está dentro de la Matrix: La única diferencia respecto del argumento anterior, es que la evidencia que tiene Neo de que ve el sol es falsa. Es falsa porque, recordemos, en la Tierra en el 2199 no se veía el sol. Por lo tanto, cuando Neo cree en esta evidencia, justifica a partir de ella que “veo el sol”, y con ello deduce que “no estoy en la Matrix” está llegando a una deducción incorrecta.

Notemos que, en ambos casos, la evidencia es consistente y causada externamente (tal como lo pide Locke). Notemos también que la justificación en ambos casos también es válida, porque parte de las mismas premisas y llega a la misma conclusión.

El motivo por el cual Neo dentro de la Matrix no tiene conocimiento de que “veo el sol” no es porque esté injustificado en creerlo: al fin y al cabo cuenta con exactamente la misma evidencia que quien está fuera de la Matrix. Neo no tiene conocimiento porque su creencia de que “veo el sol” es falsa. Al ser falsa su creencia, ésta no califica como conocimiento. Por lo tanto, su deducción de que “no estoy en la Matrix” es incorrecta porque parte de una premisa falsa.

Todo muy bien hasta aquí, pareciera que Locke se ha ganado una estrellita en la mano. Pero, ¿qué pasa si dejamos a Neo tener algunas creencias que fuesen verdad? Por ejemplo, quien controla la Matrix podría mirar por su ventana, ver que está nublado en el mundo real en el 2199, y hacer que dentro de la Matrix también esté nublado. En este caso, la estrategia de Locke permitiría decir que Neo sabe que “está nublado”, porque tendría una creencia que es verdad y está justificada. Pero, nosotros diríamos que en realidad Neo no sabe realmente que “está nublado”, sino que es una ilusión que, por casualidad, concuerda con la realidad.

Vimos anteriormente que la propuesta de Descartes nos llevaba a la conclusión que no conocemos cosas que en realidad, si conocemos. Pero en este post, vemos que la propuesta de Locke lleva a la conclusión que podríamos conocer cosas que en realidad, no conocemos. Ninguna nos sirve entonces hasta este minuto.

En el siguiente post, veremos qué otras opciones tenemos. Al fin y al cabo, si en el siglo XVI ya estaba claro todo esto, sin duda los filósofos habrán pensado más opciones para nuestro problema. De repente algún lector ya puede sospechar qué alternativas nos van quedando, ¿alguien hace alguna apuesta?

Tabula Rasa

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Vimos en el post pasado de esta serie que la postura cartesiana propone que exijamos evidencia irrefutable como condición de justificación. Lamentablemente, eso nos dejaría con muy poco conocimiento a nuestro haber: nuestra existencia, el contenido de nuestra mente, y las verdades necesarias. Pero nada respecto al mundo físico. Relajemos entonces la condición propuesta por Descartes, y en vez de exigir evidencia irrefutable, usemos evidencia suficientemente buena como condición de justificación para el conocimiento. Esto exige entonces definir qué sería “suficientemente buena”.


Para responder a esto, John Locke (1632 — 1704) propuso examinar cómo se construye el conocimiento y buscar entonces sus fuentes. Propone que al nacer nuestra mente está ‘en blanco’, y que, en la medida que vamos acumulando experiencias, vamos ‘llenando’ nuestra mente de ideas. Estas ideas, entonces, serían los elementos con los que se construye el conocimiento.

¿Dónde se originan las ideas? Locke propone dos fuentes, ambas basadas en la percepción:

  • La sensación sería la fuente de ideas respecto a los objetos externos a nuestra mente, que percibimos con los sentidos. Por ejemplo, mi idea que “escucho una aspiradora” se origina en que estoy escuchando una aspiradora funcionando en el pasillo.
  • La reflexión, sería la fuente de ideas respecto a los objetos internos a nuestra mente, que percibimos con las operaciones de nuestra mente. Por ejemplo, mi idea que “creo que alguien está aspirando” se origina en una deducción que hago mentalmente (no veo a nadie operando la aspiradora, pero esta no puede funcionar por sí sola).

Además de estas dos fuentes de ideas como elementos para construir conocimiento, Locke propone también que podemos llegar a conocer cosas por razonamiento, que no requiere de evidencia de los sentidos. En esta categoría caerían las verdades necesarias indicadas por Descartes. Por ejemplo, luego de un proceso de razonamiento, puedo saber que la derivada respecto a x de la función exponencial(x), es la función exponencial(x).

Esta propuesta de Locke amplía el conjunto de cosas que podemos conocer, respecto a la propuesta de Descartes. Específicamente, al incluir la sensación como fuente de ideas, abrimos la posibilidad a conocer el mundo físico y nuestro cuerpo, cosa que para Descartes estaba descartada (no pun intended). Sin embargo, esta ampliación del conjunto de cosas que podemos saber puede parecernos arbitraria. ¿Basta con decretar que estas son las fuentes, y automáticamente crece nuestro conocimiento? No. Como ya vimos, hay que incorporar un criterio para decidir en cuál evidencia (ya no necesariamente irrefutable) podremos confiar para justificar nuestras creencias. En el siguiente post discutiremos la propuesta del fundacionalismo como criterio de decisión.

Irrefutable

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[Seguimos en esta serie de posts sobre epistemología, explorando respuestas a preguntas tales como ¿qué sabemos? ¿qué es el conocimiento? ¿cuáles son sus límites? ¿cuáles son sus fuentes?]

Vimos en los posts anteriores la propuesta de Platón respecto a que, para saber algo, sería necesario cumplir con estas tres condiciones:

a) Se cree en ese algo.
b) Ese algo es verdad.
c) Uno está justificado en creer ese algo.

Y entonces dejamos planteada la pregunta: ¿qué tipo de justificación es necesaria para realmente saber algo? Exploremos una primera respuesta.

Descartes propone lo siguiente: Hay que tener evidencia irrefutable que justifique la creencia. Podemos entender esta propuesta en el contexto en el que se desenvuelve Descartes, en el siglo diecisiete. A él le parece que todo lo que aprendió en su formación era más bien fundado en débiles premisas, y Descartes buscaba una base firme, sólida, sobre la cual construir el conocimiento. Por ello, propone: no creer en nada que no sea sólido, sólo creer en cosas indudables, irrefutables.

En su búsqueda de una base de conocimiento irrefutable, Descartes llegó a una conclusión, que (a mi juicio) marca un antes y un después en la historia occidental. Descartes encuentra que “pienso, por lo tanto, existo” es irrefutable. Me parece estupenda esta conclusión, por dos cosas: 1) Su origen no es dios, sino uno mismo. 2) Sirve perfecto para el caso de Neo que estamos explorando. Si de algo puede estar seguro Neo, dentro o fuera de la Matrix, es de su propio existencia. En eso Neo no puede estar equivocado.

Muy bien pues, ¿qué otra cosa podemos saber irrefutablemente, aparte de nuestra propia existencia? En la propuesta de Descartes, aparte de la propia existencia, se pueden saber las verdades necesarias en las que uno cree, que son aquellas que son verdaderas para toda evidencia presentada. Por ejemplo “todos los solteros no están casados” o “no es posible que yo esté físicamente en Santiago y en Valparaíso al mismo tiempo”. Las verdades necesarias, para decirlo de una manera simple, son verdad por el significado y estructura de las palabras de las componen, no por hechos en el mundo. La segunda frase, por ejemplo, es lo mismo que decir “no es posible que Q y no Q al mismo tiempo”. [Acá me pueden hacer varias objeciones, puesto que estoy simplificando mucho].

¿Algo más que según Descartes podríamos saber irrefutablemente? Él propone que tengo evidencia irrefutable de mis propios pensamientos. O sea, que no puedo estar equivocado respecto del contenido de mi mente. Por ejemplo, si pienso que tengo frío, no puedo estar equivocado respecto a que “estoy pensando que tengo frío”. Aunque en Plan Z podrían pensar distinto, como se ve en este video 🙂

httpv://www.youtube.com/watch?v=6Tt05DaZ1Lk

Pero eso es todo lo que logramos cuando exigimos justificación con evidencia irrefutable. La propuesta de Descartes es muy limitada, puesto que no hay como establecer irrefutablemente varias cosas importantes, tales como la existencia de nuestro cuerpo, ni de nada de lo que percibimos en el universo físico. Esto es así porque no tenemos creencias verdaderas irrefutables acerca del mundo físico. Las creencias respecto al mundo físico alrededor nuestro se forman sobre la base de nuestra experiencia sensorial: lo que vemos, escuchamos, tocamos, olemos y saboreamos. Y toda esta evidencia de los sentidos es refutable, tal como lo vimos en el caso de Neo. Y ni siquiera es necesario irse al extremo de Matrix. En el día a día, nos encontramos con situaciones en las que nuestros sentidos nos engañan. Dado que nuestras experiencias sensoriales no son confiables, Descartes las considera no aptas para conformar una base aceptable de nuestro conocimiento.

Dado que nosotros sí tenemos creencias respecto al mundo físico, y algunas de ellas parecen estar más justificadas que otras, el resultado de Descartes no es interesante o útil como en un principio podría parecer. Por ello, en el siguiente post, buscaremos otras opciones para responder las preguntas que nos estamos haciendo.

[A todo esto, ya habíamos explorado la opinión de Descartes, pero dentro de otro contexto, el de la filosofía de la mente. En este post, estamos viendo su postura epistemológica.]

¿Trajo su justificativo?

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Polmuadi me escribió respecto al post anterior, sugiriendo que

Quizás faltaría poner alguna justificación inválida, es decir que no sirva para justificar a) + b), o bien aclarar como es posible que tanto creer que es 2199 como creer que es 1999 está justificado, por lo tanto ambos saberes son válidos.”

Recordemos cuál es la propuesta de Platón de condiciones que permiten decidir cuándo alguien sabe algo.

a) Se cree en ese algo.
b) Ese algo es verdad.
c) Uno está justificado en creer ese algo.

Contestemos ahora a Polmuadi, viendo un ejemplo para lo primero que sugiere: un caso en que se cumple a) y b), pero c) no se cumple.

Neo está en la Matrix, y cree que es el año 1999. Mira hacia el cielo y ve que está nublado. Entonces piensa “ahora está nublado”. Al mismo tiempo, sucede que, fuera de la Matrix, efectivamente está nublado. En este caso, vemos que a) Neo cree que “ahora está nublado”, b) Es verdad que “ahora está nublado”, pero para el criterio c), ¿podemos decir que Neo está justificado en creer que “ahora está nublado”?

Acá es donde esta discusión se pone interesante, y es en este punto donde las opiniones divergen. Será materia de análisis en los siguientes posts, pero en el fondo, vamos a querer saber ¿qué tipo de justificaciones son ‘buenas’ o ‘confiables’ y cuáles no lo son? En este caso, nos podría parecer que la justificación de Neo para su creencia que “ahora está nublado” es débil, puesto que es fruto de una casualidad. ¿Es la casualidad un tipo de justificación aceptable? Lo veremos en futuros posts.

Veamos ahora lo segundo que sugiere Polmuadi. ¿Es posible que dos creencias distintas sean ambas justificadas? En este caso él propone “es el año 1999” y “es el año 2199”.

Cambiemos el ejemplo un poco y consideremos estas dos creencias: “es el año 2011” y “es el año 4708”. En mi caso, creo en ambas (criterio a). Ambas son verdad (criterio b, explico en un momento). Tengo justificación válida para ambas creencias. Para la primera creencia, mi justificación es que estoy viendo en el calendario de mi PC que ese es el año ahora. Para la segunda creencia, mi justificación es que revisé el testimonio registrado en Wikipedia respecto a la correspondencia para el año 2011 del calendario gregoriano, y corresponde al 4708 del calendario chino. Luego, yo sé ambas cosas, sin crear inconsistencias.

Notemos que en esta respuesta, lo que está sucediendo, es que tengo dos “etiquetas” distintas para denotar lo mismo, cosa que se estudia en filosofía del lenguaje.

[Estoy haciendo caso omiso acá de ciertas objeciones que podrían hacerse a esta explicación, con el objeto de mantenerla lo más simple posible]

Ahora sí, en el siguiente post veremos la propuesta de Descartes respecto a cuáles serían justificaciones adecuadas para el conocimiento.

Despierta, Neo, estás en el mundo real

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[Continuando con el estudio filosófico que se ha llevado a cabo en este blog, inicio ahora una serie sobre epistemología].

¿Hay alguna forma de saber si estamos dentro de la Matrix? O sea, nos preguntamos ¿existe algún criterio que nos permita decidir si lo que conocemos es parte de la realidad, o si es más bien fruto de una ilusión?

Si viste la película, te acordarás que Neo estaba convencido que él ya conocía la realidad, y que él estaba dentro de ella. Pero en un momento Neo se da cuenta que todo lo vivido había sido irreal, una experiencia producida directamente sobre su cerebro. Neo creía que sabía muchas cosas, pero en realidad él no las sabía en absoluto.

Para analizar estas cuestiones, comenzaré indicando un punto de inicio en la búsqueda de este criterio que nos permita decidir en qué caso alguien efectivamente sabe algo. En su diálogo Theaetetus, Platón propone que alguien sabe algo cuando se cumplen estas tres condiciones en conjunto:

a) Se cree en ese algo.
b) Ese algo es verdad.
c) Uno está justificado en creer ese algo.

Pongámonos algunos ejemplos para entender estas condiciones.

Ejemplo 1: Neo, antes de ser liberado de la Matrix, piensa en lo siguiente “es el año 2199”. ¿Neo sabe que “es el año 2199”? La respuesta es no, puesto que no cumple la condición a). No se cumple esta condición porque, antes de ser liberado de la Matrix, Neo cree que es el año 1999. Neo no cree que es el año 2199, y por lo tanto de acuerdo a la condición a), no lo sabe. Notemos que si bien es verdad que “es el año 2199”, igual Neo no lo puede saber, porque no lo cree. Él cree que es 1999.

Ejemplo 2: Neo, antes de ser liberado de la Matrix, piensa en lo siguiente “es el año 1999”. ¿Neo sabe que “es el año 1999”? La respuesta es no, puesto que no cumple la condición b). No se cumple esta condición porque, no es verdad que es el año 1999. La verdad, es que es el año 2199. Notemos que si bien Neo cree que “es el año 1999”, igual Neo no lo puede saber, porque no es verdad.

Completemos el análisis de estos dos ejemplos agregando la condición c). En el primer caso, ¿qué podría justificar a Neo a creer que “es el año 2199”? En otras palabras, ¿qué evidencia habría que darle a Neo para que él crea que “es el año 2199”? No hay que ir muy lejos: basta con desconectarlo de la Matrix, y mostrarle que está equivocado.
En el segundo caso, ¿qué justificación tiene Neo para creer que “es el año 1999”? Respuesta: ¡toda su experiencia vivida, desde que nació!

A la luz de estos ejemplos, cabe entonces preguntarnos ¿qué tipo de justificación es necesaria para realmente saber algo? En el siguiente post veremos una primera respuesta, la de Descartes, y analizaremos sus ventajas y desventajas.

Buen orden y filósofos que se alimentan

Dos pensamientos con acoplamiento bajísimo:

Me contaba YE el otro día, que iba a ver una charla que daba su hijo acerca del Teorema del Buen Orden. Un nombre curioso, me parece a mí. Como el de este artículo: “A funny property of sphere and equations over groups”. ¿Una propiedad chistosa de la esfera? ¿En serio? Y el tipo de esta última página linkeada dice que tuvo que ir a una biblioteca a conseguir y fotocopiar el artículo, como si fuese algo antidilivuano. “¿Te acuerdas cuando uno iba a la biblioteca a fotocopiar cosas?”, recuerda el autor por ahí. Pero estoy divagando. Vamos al otro pensamiento.

Fui a almorzar donde mi hermano, mi cuñada y mi sobrino el sábado, y antes de sentarme a la mesa, les pregunté si había puestos fijos, o si podía sentarme donde deseara. Primero me dijieron que me sentara donde más me gustase. Pero luego me indicaron que la cabecera prefería ocuparla uno de ellos. Me pareció razonable.

Recordé entonces otra mesa, donde sentarse era todo un lío; un lío jocoso tal vez. Más bien un ritual. Luego del llamado a la mesa, todos se ponían de pie, pero nadie avanzaba, nadie se movía. Solamente de pie. Entonces una especie de director de orquesta o maestro de ceremonias, indicaba, uno a uno, quién se sentaba dónde. Y todos ya sabían que así era la cosa, esperaban tranquilamente que los invocaran. Era larguísimo, interminable. La comida se enfriaba, se alejaba el momento de disfrutarla. Y yo intentaba sentarme en cualquier lado, menos en el que me estaban ‘sugiriendo’, más bien asignando. Incluso se hacían planes previos, horas o días antes de la llegada de los invitados. “Sentemos a Juanita, que está soltera, al lado de Andrés, que también lo está”. Complicadísimo. “No sentemos a Marcos al lado de Isidora, por lo que paso cuando (– poner historia de su agrado acá –)”.

Complicado, menos mal no había deadlock, como con  estos filósofos comensales (Platón, Confucio, Sócrates, Voltaire, Descartes):

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