Voy a una reunión en Bustamante, y casi no puedo salir del metro Baquedano porque están las rejas onda semi-cerradas. Camino al lugar de la reunión y comienza a picarme la garganta y los ojos. — ¡Hace años que no lo sentía! Cuando laboraba en el edificio IBM nos tocó protestas de la UTEM, y antes de eso, parece que cuando ganó el NO y fuimos con la Luzma a La Moneda. — Bueno, retomemos el hilo, no veo a nadie, ni manifestantes ni fuerzas del orden.

Entro a la reunión y me indican que han estado toda la mañana como las olas en el mar. Es una manifestación estudiantil por la LGE. Van y vienen. Llegan y se retiran. Al rato veo a los pingüinos, luego a los carabineros, luego las nubes de gas lagrimógeno, la prensa, los lanza-aguas y vehículos blindados.

Lo que me llama la atención es que los cabros o son cabros chicos, o hay unos melenudos con barba (¡ejem!) que claramente no están en edad de ir al colegio. Y alcancé a ver a unos con peñascos en la mano.

Pero llegó la hora de almuerzo y se fueron todos. A almorzar, claro. No volvieron.