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Hoy tenemos día libre en Luxor, pues nuestros compañeros de tour se fueron en avión a El Cairo, y nosotros tomaremos un tren en la noche. De todas maneras nos levantamos temprano para aprovechar el frescor de la mañana, y luego de desayunar fuimos caminando al complejo de templos de Karnak, a unos diez minutos de distancia. Complejo de Templos de Karnak Decidimos ir a Karnak nuevamente porque nos pareció que ayer lo vimos con demasiada rapidez, y porque además nos pareció más simple que ir a ver lo que quedó pendiente en la ribera occidental. |
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Ahí está el Gran Salón del Festival, vimos sus jeroglíficos botánicos, y quisimos ir más allá. Salimos de las murallas por una puerta y una escalera, y nos vimos en un espacio más o menos vacío. Un poco más allá se veía la puerta de salida de Karnak. Apareció el típico lugareño para que nos sacáramos una foto con él, y vimos los personajes con metralletas un poco más allá. Nos pareció suficiente, y comenzamos a devolvernos. En vez de pasar por el patio central al Gran Salón Hipóstilo, salimos por el costado, en busca del Museo al Aire Libre que indicaba Lonely Planet. No lo encontramos, por lo que entramos por una puerta lateral, y un poco más allá salimos del complejo. Fue un gusto verlo con calma, deteniéndonos en lo que nos pareció interesante, a nuestro ritmo, y satisfaciendo nuestra curiosidad. Mercado de Luxor Nuestra siguiente idea fue entrar al Museo de Luxor, y tomamos un taxi. Era un vehículo bastante viejo, pero cumplía su función. El conductor no tuvo problema en entender nuestro destino. |
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Lamentablemente, nos pareció que la entrada era muy cara, y como estábamos a pocas cuadras de los souqs (mercado), decidimos caminar hacia allá. En el camino nos encontramos con una especie de centro comercial. Queríamos llevarnos un Tutankamón a la casa, por lo que fuimos tienda por tienda negociando. Muy cansador, pero nos mantuvimos firmes sin comprar nada hasta ver en el mercado. Para llegar pasamos por unas calles mugrientas y llenas de burros, pero el mercado (souq) en sí estaba limpio y ordenado. La manera para llamar nuestra atenció era mostrarnos algo y decir "un euro". Parece barato, uno pregunta, y le responden "25 LE", que son como 3,25 €. |
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Como a la tercera vez que le hicieron la misma, la Cons se frustró un poco, y como no encontramos nada interesante, pasamos a almorzar. Nuestra primera y última oportunidad de comer solos en Egipto la usamos en el McDonald's, que tenía una espectacular vista al Templo de Luxor. Nos llamó la atención que la niña que atendía la caja estaba con un uniforme que incorporaba el velo. Además no nos dieron boleta. De hecho, no hemos visto ninguna sola boleta en todo Egipto. Almorzamos tranquilos y repentínamente se nos acercaron tres niñas a conversarnos en inglés. Nos indicaron que ellas van a la escuela inglesa, para así cuando fuesen grandes puediesen dedicarse al turismo. |
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Parece que no hemos contado que José nos dijo que aprendió castellano cuando estudiaba turismo, él lo había elegido para especializarse, pero que nunca había ido a ningún país de habla hispana. Salimos a ver unas librerías cercanas recomendadas por la Lonely Planet, y había muchas cosas interesantes, pero sólo llevamos unas postales. Volvimos al centro comercial por la corniche (costanera), a llevarnos el Tutankamón, y el dependiente de la tienda nos dijo de inmediato "sabía que iban a volver, no lo iban a encontrar más barato en otra parte". |
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Aprovechamos un segundo de internet en un sucucho caluroso, y tomamos un taxi de vuelta al barco. Terminamos de hacer el equipaje, e intentamos dormir, pero no pudimos. Vimos un poco de televisión egipcia, hasta que nos fueron a buscar. Nos llevó un personaje hasta la estación de trenes, y tenía instrucciones de acompañarnos hasta que llegara el trén. Faltaba su buena hora, pero el personaje hablaba por celular gran parte del tiempo. Una de esas llamadas era de nuestro guía José, que llamaba para asegurar que el día haya pasado sin complicaciones. Abordamos el tren y fuimos a nuestra cabina. Era un poco estrecha, pero cómoda. Pronto nos trajeron la cena, que no era maravillosa, con una cerveza muy mala, y después nos armaron los camarotes. Durante la noche dormimos sin problema; nos llamó la atención la iluminación de los minaretes de las mezquitas, a todo color, como adornos de navidad. |
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