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M08-05-2007 Frankfurt - Atenas

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  Vuelo São Paulo- Frankfurt
       
 

Comenzamos este día agarrotados en las filas del medio del avión. No es lo más cómodo, pero tampoco fue tan horrible.

Desayunamos una especie de panqueque con choclo, huevo, un embutido, papayas y piñas, yogurt, pan con jelly de uva, queso crema y mantequilla, más café con crema. Nuevamente nos dieron cubierto de metal. Livianito el desayuno, pero necesitamos fuerzas para este día, y ajustarnos al cambio de hora.

A la hora de interactuar con l@s aeromoz@s, aprovecho de practicar lo poco de alemán que aprendí el año pasado. (por favor, gracias, buenos días, adiós).

 
En el avión, próximos a Frankfurt
   
  Frankfurt, Deutschland
   
 
Puesto de pretzels en el aeropuerto de Frankfurt
 

Nos despegamos de este avión que nos ha recibido como doce horas, y llegamos a Frankfurt al Flughafen Frankfurt am Main. Pasamos sin problemas el control de entrada a la Unión Europea, y un lindo perrito olía a todos los que entraban.

Nos compramos una coca light carísima, y pagamos con un billete grande para cambiar. Lo miraron por todos lados con todo detalle. Sucede que las botellas de medio litro son retornables, los alemanes están bastante más preocupados que nosotros de la conservación del medio ambiente.

Para variar el vuelo estaba sobrevendido, y estaban ofreciendo 300 € a quien quisiese cambio, pero nosotros no estábamos interesados.

   
  Vuelo Frankfurt - Atenas
   
 

Fue notorio que este vuelo era doméstico, pues en vez de darnos las típicas instrucciones con un video, lo hicieron en forma "manual". L@s aeromoz@s se ponían el chaleco salvavidas, dejaban caer la mascarilla, abrochaban el cinturón de seguridad ...

Nos indicaron que había una demora por las condiciones atmosféricas, y más rato nos dieron de almuerzo pasta vegetariana, un pan rico con mantequilla, y de postre unos mini toblerone. Esta vez, el cubierto era de plástico. Un poco de Bailey's, cerveza Warsteiner, y un botellín de agua.

En este instante ya estábamos ansiosos por poner pie en tierra y comenzar con la vacación propiamente tal. Para estos viajes de verdad no vale la pena por menos de dos semanas, porque la ida y la vuelta a América del Sur toma su buen tiempo.

Llegamos por fin a Atenas, al aeropuerto Elefthérios Venizélos, luego de 22 horas de viaje. Pese a que ya habían pasado los Juegos Olímpicos de Atenas, el aeropuerto estaba lleno de decoración relacionada con dicho evento.

 
Mucha cerveza en Lufthansa
   
  Atenas, Grecia
   
 
Atenas: Hotel Eridanus
 

Pasados los trámites de ingreso, nos esperaba Georgia, que nos contó que estábamos a unos 30 kilómetros del centro. Nos subimos a una van los dos solos, y preguntamos todo a Georgia, las típicas preguntas generales acerca de un país.

Recuerdo que me fijé mucho en el paisaje y en la infraestructura vial, y me pareció bastante bien, nada muy sofisticado ni exótico.

Pasamos por Omonoia, Syntagma, hasta la calle Pireo, cerca de Kerameikos, donde estaba nuestro hotel. Nos registramos en la habitación 2006, nos mostraron la pieza, y le echamos un vistazo. Es un hotel de pocas habitaciones, muy bien decoradas, lindos cuadros, lámparas, buenos artefactos de baño, televisor pantalla plana, una mini terraza. Lamentablemente, no nos tocó con vista a la Acrópolis.

Bajamos a reunirnos con nuestro guía Carlos, y al parecer hubo un problema con los que llegaron en el otro avión, porque partió dando disculpas a los presentes "por lo que pasó en el aeropuerto" y "por lo de las camas", que iba a intentar arreglarlo. Nos dio detalles generales, nos entregó unas hojas con información, y nos dejó libres. Nosotros decidimos partir de inmediato a conocer la ciudad.

   
 

Caminamos apaciblemente desde el hotel hasta Thissio, desde donde se veia perfecto la Acrópolis. En ese tramo nos pareció que la ciudad era rara, calles mal cuidadas, entre medio de restos arqueológicos bacanes. Nos llamó la atención también las entradas a las edificaciones bajo el nivel del suelo.

De Thissio a Monastiraki, pasamos paralelo a la línea del metro, a lo largo del Antiguo Ágora, pero ya estaba oscuro para ver mucho.

Había mucha vida nocturna, con personas de todas las edades, las mesas afuera en la peatonal, y los mismos subsaharianos con sus tapetes ofreciendo mercancía en la calle.

 
Atenas: Thissio, Vista a la Acrópolis
   
 
Atenas: Ágora romano,
Torre de los Vientos
 

Intentamos seguir el mapa que nos dieron en el hotel, pero las callejuelas pudieron más que nosotros. Intentamos llegar a Plaka, pero con suerte llegamos hasta Monastiraki. Pero no hay apuro, nos quedan un par de noches por acá.

Paramos fuera del Ágora romano, a ver la Torre de los Vientos y la Puerta de Athena Archegetis.

Nos dio hambre, y nos sentamos en el primer local que nos pareció no muy exclusivo pero tampoco mal cuidado en la calle Mitropoleos. Pedimos gyros y ouzo, que es el típico trago griego. Es como anís, y tiene la gracia de ser transparente hasta mezclarlo con agua, momento en el que toma una consistencia lechosa. Por mientras, una banda amenizaba con música tradicional griega. Por supuesto tocaron el tema de Zorba el Griego.

No era muy sabrosa la comida, pero claro, estamos en pleno centro turístico, y como el turista no entiende mucho, seguro que la calidad no es la misma que para los residentes.

Sentimos los mismos olores corporales que cuando vinimos a Europa el año pasado, pero acá estaban bastante menos fuertes.

   
 
   
 

Nos llamó la atención que para recoger la mesa, el mozo tomaba un plástico que estaba bajo el mantel, y se lo llevaba todo como si fuera una bolsa.

Era entonces una bonita hora para volver caminando al hotel para mañana ver la ciudad de día.

   
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