V11-05-2007 Atenas - Mykonos

Luego de disfrutar un poco más de dos días completos en Atenas, la abandonamos para navegar por el Mar Egeo.

Hicimos check-out del hotel, donde no tuvimos que llevar nosotros las maletas, y nos subimos a un bus que nos trasladó al puerto en el Pireo. Arriba nos explicaron los procedimientos de embarque.

Nos bajamos en el puerto, donde a cambio de nuestros pasaportes nos dieron unos cartones. Nos pasaron nuestros pasajes que indicaban que nos había tocado la cabina B38, ubicada en la cubierta 04 llamada "Baja", y que era una cabina de Categoría A - Superior Externa.

Hicimos cola con unos jugos en vaso plástico que nos dieron, y luego de escanear nuestras maletas, éstas se fueron por correa transportadora a un lugar desconocido. Nosotros nos fuimos en un bus hasta el lugar donde embarcaríamos. Otra cola y subimos a nuestra nave, llamada Oceanic II, un crucero para unas mil personas, con todas las comodidades imaginables.

Un botones nos dejó en nuestro camarote, y nos indicó que las maletas llegarían después. Examinamos un segundo la cabina, leimos unos instructivos que estaban para nosotros, y salimos a la cubierta a ver qué onda y sacar fotos.

Fuimos al bar y al ver la carta aprendimos que había un paquete "todo incluido" a un precio que nos pareció adecuado, por lo que fuimos a las "oficinas centrales" a comprarlo.

Tuvimos el típico simulacro de naufragio, donde averiguamos nuestro punto de reunión de emergencia, y entonces zarpamos.

Atenas - Mykonos (174 km)

Justo después de zarpar hubo una reunión general para los hispanohablantes, y tuvimos una con nuestro guía Carlos, que a todo esto lo vimos súper poco en Atenas, nunca nos dejó un mensaje ni nada.

Nos dio explicaciones generales, nos indicó cuáles eran nuestras mesas reservadas para la cena de mañana y luego quedamos libres.

Ya era la hora de almuerzo, nos sentamos en la mesa 98, y nos atendió Maio, que era cubano. La entrada era calamar y sopa de calabaza, comimos un plato oriental y un filete de pescado, regado con vino blanco y cerveza, y nueces y un postre de plátano para finalizar.

¿Y ahora? ¡A disfrutar el crucero! En este viaje nos adentramos en las Cícladas (Κυκλάδες), y nosotros nos dedicamos la tarde a hacer tira el all inclusive de bebidas.

Este es el sueño de la Cons, que disfrutó mucho cuando fuimos a Varadero y a Puerto Vallarta, con la diferencia que cada vez que se sale del "resort", nos encontramos en un lugar nuevo.

Probamos la piscina y nos llamó la atención que era de agua salada. Hablamos un rato con nuestro guía Carlos, y nos enteramos que era argentino, y que le costaba un mundo aprender a hablar griego. Un poco más allá había unos señores griegos muy ebrios, que ponían la misma canción una y otra vez, y gritaban todo el rato.

También observamos que todos los líquidos nos los daban en vaso de vidrio, y que no había niños a bordo. Cuando a media tarde nos dio hambre, fuimos a buscar snacks, y eran bastante refinados, no simples papas fritas y pizza. Pronto ya era hora de desembarcar.

Mykonos, Grecia (Μύκονος, Ελλάδα)

Llegamos a Mykonos y tomamos un bus de acercamiento a Hora, el pueblo principal. Carlos nos llevó rápidamente al lugar más top, para alcanzar a ver la puesta de sol. Llegamos a los molinos, y nos tocó ver la caida del sol.

Recorrimos luego por nuestra cuenta, perdiéndonos entre las callejuelas. Todas las casas están pintadas de un blanco deslumbrante, y casi todas con las puertas y marcos de las ventanas de color azul. Es realmente muy lindo, y está lleno de bares y restauranes. Hay lugares con tiendas exclusivas, pero también tiene rincones quietos.

Y carrete pesa'o también, al parecer, porque en Alefkandra, la Pequeña Venecia, había unos gringos muy ebrios tirándose al mar, y peleándose.

Mykonos - Rodas

Se nos acabó el tiempo y volvimos al barco a cenar. En la mesa 25 cenamos voul au vent de champiñones, sopa italiana de tortellini, farfalle carbonara, eclairs de chocolate y café, frutas, y queso. ¿Qué tal?

Por mientras, el barco tomaba rumbo a Rodas y nos adentramos en el Dodecaneso (Δωδεκάνησα).

Salimos a la cubierta y a conocer la discoteca. No estaba muy animada, simplemente nos tomamos unos tragos con la Cons, y luego fuimos a nuestra cabina.

Nuestra primera noche durmeinto en un barco fue loca. El mobiliario crujía porque la cabina era de madera y el movimiento de este enorme hotel flotante resuena de proa a popa.

Nuestra cabina era bastante amplia fuera de todo, con una sala de estar, televisión (que nunca usamos), una claraboya hacia afuera, y baño privado con tina.