Santa Catalina

La Santa Catalina — era hija de un rey
Su padre era pagano — pero su madre no
Un día en que rezaba — su padre la encontró
Qué haces Catalina — en esa posición?
Le rezo a Dios mi padre — que no conoces tú
Su padre enfurecido — a espadas la mató
Los ángeles del cielo — cantaron gloria a Dios

También la cantábamos en forma censurada_doble_sentido:

La Santa Catalina — era hija de un ****
Su padre era **** — pero su madre no
Un día en que **** — su padre la encontró
Qué haces Catalina — en esa posición?
Le rezo a **** mi padre — que no conoces tú
Su padre enfurecido — a **** la mató
Los ángeles del **** — cantaron gloria a ****

No puedo evitar meterme a Wikipedia a ver qué sale de Santa Catalina. Mmmm, no concuerda ni con Catalína de Alejandría ni con Catalina de Siena.

Alpinos

Eran tres alpinos — que venían de la guerra
El más chiquito — traía un ramo de flores
Y la princesa — que estaba en la venana:
Oh, buen alpino — dame esas lindas flores!
Te las daré — si te casas conmigo
Dilé a papá — él te contestará
Oh, mi buen rey — me caso con su hija
Vete de aquí! — o te mando a fusilar
Al otro día — moría fusilado
Y la princesa — que se murió de pena
Y el buen rey — se fue a morir a China
Al otro día — los tres resucitaron
Y el alpino — se casó con la princesa
Y el buen rey — se quedó chupando el dedo
Si les gustó — se las canto de nuevo!

Magenta

El pololo de la hermana de Darío (a.k.a. cuñado) se puso con un bar en la zona, llamado Magenta. Nos juntamos ahí con el susodicho, más Lalo, Marcial, y, visita especial, Dany.

A Dany lo conocí por los scouts, en la Manada. Luego, en la Tropa, ambos estábamos en la misma patrulla, hasta que lo mandaron a ser guía de los Pumas.

En la Ruta, cómo que él se juntaba primero con lo que nosotros llamábamos “los tortugas ninja”, junto con el Feña Marchant, Gabriel Leyton y Raúl Cornejo. Nostros nos autedonominábamos, con orgullo “los barsas”. Crecimos y esas fronteras imaginarias desaparacieron. Simplemente algunos nos fuimos, y otros se quedaron, mezclando y refundiendo.

Hace rato que Dany vive en Barcelona, y conversamos de los okupa, Herbalife, y la vida, la vida.

Caminemos a la Alemana

Parece que fue para las elecciones municipales del ’92.

Algo teníamos que hacer en computador, creo que era un número de El Tótem. Fuimos a buscar el PC de Darío al departamento del Chino en la Torre 10, y lo llevamos a la casa. En el camino, sorteamos un hoyo en la vereda que Darío no vio y se fue con computador y todo al hoyo, ja ja ja.

El PC no funcionó. Cada vez que acercábamos la mano al teclado, se volvía loco y escribía solo. ¿Qué hacemos?

- Igual me duele un poco el dedo — Dice Darío.

¿Entonces? ¡Obvio! Vamos a la Clínica Alemana a que lo vean. Como ya era tarde, tipo doce, y al día siguiente había elecciones, caminamos, caminamos, caminamos, y nunca pasó una micro. Llegamos caminando a la Alemana.

Hubo que despertar a un médico, sacar radiografías, y le pusieron una férula.

Y luego volver. Caminando. Llegamos de día a la casa.

Curso de Primeros Auxilios

Con la Alta Patrulla del ’92 fuimos a un curso de Primeros Auxilios en la Asociacion Chilena de Seguridad, por la Alameda, más abajo de la Estación Central.

Creo que fueron tres o cuatro mañanas de sábado. Ensayamos vendajes, inmovilización, resucitación, tratamiento de heridas. Incluso vimos unas películas de terror sobre accidentes y cómo mantener la calma y el orden.

Lo más choriflai era un muñeco al que había que hacerle respiración artificial y RCP; se encendía una luz verde si lo hacías bien, y una roja si lo estabas matando.

Mucho de eso me sirvió para el accidente que hubo en casa el año pasado.

Hacer guardia

Estoy metido en mi saco de dormir, apretado por otros sacos de dormir a cada lado, con la cabeza apoyada en la ropa que usé durante el día.

Me despiertan, son las tantas de la madrugada. “Guardia” me dicen.

Sobre el pijama me pongo la parka y el poncho, porque afuera siempre hace frío. El personaje que relevo me pasa las cuatro cosas que necesito: el reloj, que me dirá cuándo termina mi turno; el bordón, para atacar/defender de los intrusos; la linterna, en caso que necesite iluminar algo; y la contraseña.

La contraseña es para decírsela a los jefes al momento de entregar la guardia, antes del llamado de levantada y la gimnasia. O sea: .- / .-..//

Bueno, nos toca guardia con los Delfines, por lo que voy a la otra carpa, para que se pasen la guardia también. Ah! También me pasan el papel con los turnos, para saber a quién despertar cuando termine.

Como hay luna llena, casi ni usamos la linterna. Vamos por cada uno de los locales, revisamos que estén las mochilas cerradas en los mochileros, el hoyo de desperdicios en orden, los platos lavados de la cena, y los vientos de la carpa tirantes.

En varias carpas escuchamos ronquidos. Vamos a sentarnos en lo que queda del fuego de la noche anterior, y a mirar estrellas. Hacemos un par de rondas más, y será el momento de entregar la guardia.

Tallarines a la parafiné

Una de las cosas choras que hacíamos en campamento era el tema de cocinar.

Había un aguatero, encargado de tener agua disponible en el local o cubil. Era lejos el cargo más fome, y usualmente se le daba a los más chicos / nuevos.

Había un leñero, encargado de tener con qué encender fuego para cocinar. A mi me gustaba ese cargo de recolección de leña. Cortar con hacha, reconocer leña seca de verde, etc.

Había un intendente, encargado de ir a buscar los víveres del local de los jefes.

Y, claro, había un cocinero, encargado de que nos alimentáramos.

En Rio Clarillo, una noche, cocinábamos tallarines con huevo, nada muy complicado. Nuestro cocinero era el Topo (Antonio del Río), y parece que no había linternas a mano, o nadie la quería sacar. Pero teníamos el chuncho.

El chuncho es una especie de lámpara (a parafina), que funcionaba con una mecha. Así de simple. Lamentablemente, lo usual era olvidar tener mechas de repuesto, o lo que sea (había un encargado de materiales para esas cosas). Sin mechas, había que poner cordones de zapato, que alumbran bastante menos.

Cocinábamos tallarines de noche, decía, y el chuncho en realidad no alumbraba nada de nada. Lo sostenía el Pancho Zúñiga.

- “No veo” dice el Topo, “inclínalo un poco”.
— “Todavía no veo, inclínalo más”.
— “No se ve ni wea, más inclinado”.

Claro, el depósito de parafina no es sellado hermético ni nada de eso, y cayó la parafina a la olla.

No es gran drama, hemos comido cosas peores (la “sopa de papas” del Pancho González, por ejemplo). El problema, es el jefe.

Todos los días había que tener un jefe invitado, que luego ponía una nota. En esta ocasión, era Rodrigo Guerrero, mi hermano. ¿Qué hacer? Miramos los huevos, y decidimos echarlos todos al jefe.

Rodrigo comió con tanto huevo que no sintió el sabor a parafina, y puso una buena nota. El resto … bueno, teníamos el medio diente no más, qué le íbamos a hacer!!

Esto fue el ’90 si mal no recuerdo.

Los Barsas

Terminando el ’91, quedamos un grupo bastante simpático de unos diez personajes de entre 14 y 16 años, de la Tropa del Grupo Scout Pompeya, muchos de los cuales fueron a parar durante el ’92 a la Ruta.

Todo el ’92 nos dedicamos a echar la talla, y teníamos una lista de contactos donde podíamos ‘barsear’. La idea era dejarse caer, y esperar que nos alimentaran o nos dieran bebida.

Luego de hacer ese tipo de cosas por un tiempo, nos bautizaron como ‘Los Barsas’. Nos gustó el apodo, e incluso lo aplicamos a nuestros nombre. Así, había por ejemplo Barsial, Barselandro, Barsergio, Barselipe.

Justo ese año, el ’92, la Asociación de Guías y Scouts de Chile estaba lanzando un plan estratégico de desarrollo llamado algo así como “Rumbo al 2002”. Claro, a los 15 años el tema de moda es ¿tienes permiso? y uno de los personajes nunca tenía permiso, estaba constantemente castigado.

La talla era ‘lo van a dejar salir pa’el 2002’. Porque diez años era caleta para los pendex que éramos. ¿Qué pasó después con esa gente?

El Andy, el Sergio, el Chaca y el Carlos se quedaron, fueron jefes y luego siguieron su vida. Entiendo que se siguen juntando a menudo.

Marcial, David, Darío y yo nos fuimos, algunos nos cambiamos de grupo, y nos seguimos juntando a menudo hasta el día de hoy.

Al Claudio Covarrubias lo dejamos de ver. Pasó el 2002 y nada. Al Alejandro Torres también. El otro día llegó un mail de él. El Juancho se metió a la Escuela Militar, y ahora está destinado a Putre. Del Hugo nunca supimos nada más. David se lo encontró hace unos años y dice que está igual.

Aprender biografías

Entre las cosas que debíamos saber, y supongo que todavía es parte del curriculum, estaba la vida de BP. Entonces claro, luego de haber estado más de diez años en eso, se me quedaron grabadas dos fechas: 22 de febrero de 1857 y 8 de enero de 1941.

Como todavía me acuerdo de la aritmética, en particular de la sustracción, entonces hoy se cumplen 66 años de la muerte de este personaje.

Otra cosa a la que éramos incitados, era leer el libro que escribió este personaje en 1908. A todo esto es un libro bien entretenido.

Incluso jugábamos al sitio de Mafeking, teníamos canciones con letras como “yo quiero volver a mi buen Transvaal”, nos sabíamos el nombre de las patrullas de Brownsea, y cómo/dónde conoció a su esposa.

Manada Big-Sur

Entré en marzo del ’85, un lobezno. Akela era Eduardo Montencinos (el Lapa), Bagheera era Ernesto Zapico, Hathi era Pablo Núñez, Mang era Cristian Bustos, Rahn era Cristian Montes. Creo que al principio no había Baloo y Kaa, después hubo.

Entre los personajes que estaban (distintos a los que seguí viendo después), recuerdo al Pilo, Pablo Oliveira, Giovanni Piraino, el Moco, el Tuto (Cristian Norris), el Cacho (Sebastian Altayo), Juan Cristóbal Cobo, el Eugenio Burgos, … Uno de los primeros que conocí por allá por marzo del ’85 fue nada más y nada menos que el David.

El campamento de invierno, en Julio, fue en El Tabo, en unas cabañas en un sitio con un bosque. Yo estaba en la seiscena negra, con el Pablo Oliveira. Esa vez perdí un pijama, pero para que no nos quitaran puntos me hice el leso cuando salió entre las cosas perdidas.

En el verano, (enero ’86) fuimos al Fundo “El Cóndor”, en Molina. Esa vez era la seiscena ploma, de nuevo con el Oliveira, y el subseiscenero era el Andrés Bustos, que luego estaría con David en los Delfines. Pucha que era buena esa agua de vertiente, que uno iba a buscar en bidón.

Luego pa’l ’86, en primavera fuimos a Paine, una casa por ahí. En una tarde nos quedamos mirando los colores del cielo, mucho rosado. En esa ocasión formulé mi promesa. Me parece que mi padrino fue el Juano (sí, el Juano Juano).

Promesa

En verano del ’87 fue Lenga Lemu, en el salto de la princesa. Ahí éramos la seiscena azul, y el seiscenero era el Juano. Estábamos con el Pollo Ariztía, el Hernán Quezada, Ítalo Fuentes. Era campamento de grupo. En ese campamento guardé y traje a Santiago una bolsa con tierra de hoja, pero luego la perdí.

Luego del paso en marzo del ’87 quedamos sólo cuatro promesados: David, Sergio Hebenesten, Claudio Adonis, y yo. 

El campamento de invierno del ’87 me lo perdí por estar enfermo, fueron a Colina. Yo era seiscenero de la seiscena blanca (creo), pero no pude ‘ejercer’.

Verano del ’88 fue en Chillán, lo llamamos coloquialmente ‘Chulengalemu’, pues había en el sitio unas plantas que denominamos ‘Chulengas’. En esa ocasión me mandaron a buscar algo a la entrada, y sin querer dejé salir a un chancho. Casi me muero de miedo, era un poco de noche, y ese chancho estuvo molestando todo el resto del campamento. Esa vez también hicimos la competencia de catamaranes. Eramos la seiscena amarilla.

Ese mismo verano me encontré con varios Viejos Lobos (i.e. jefes) en El Quisco, donde veraneábamos con la familia.

El paso del ’88 fue en el Cajón del Maipo, en El Colorado. Para primavera del ’88 fuimos a La Reina Alta, y estuve en la seiscena celeste con el Pablo Pincetti, si mal no recuerdo. Nos fue pésimo. Ya estaba un poco grande para ser lobato, y para el descubrimiento de América fuimos en salida de Rama a La Dehesa. Ahí pasé a los Tigres, y recibí una especie de Lobo Cazador ‘honoris causa’.

Algunos conceptos: las dos leyes, cinco máximas, consejo de la roca, la flor roja, Ruyard Kipling y El Libro de las Tierras Vírgenes, los manuales amarillo, verde y rojo para las especialidades (Saltador, Diestro, Cazador). Nunca me tocó ser Shere Khan o Tabaqui, quienes desordenaban lo desordenado.

Saltador Diestro Cazador