Buenos modales

Fuimos al cumpleaños de nuestro sobrino Agustín, y mi hermano Claudio estaba casualmente dispuesto al lado de las bebidas. Y claro, llegaban los amigos ignacianos chicos del Agustín.

Tengo sed”
“Quiero bebida”
“Quiero Bilz”

Y en esa onda; Claudio no les daba de inmediato, sino preguntaba “¿cómo se dice?” o “¿Cuál es la palabra mágica?”. Sólo entonces decían por favor y luego gracias.

De repente llegó un niño, y fue el único, que sin pasar por control, de manera espontánea, dijo

Sírveme bebida por favor”.

¡Uno solo!

Era el cumpleañero. 🙂

Cumpleaños sólo en la memoria

No suelo acordarme de estas fechas, pero por algún motivo, al escribir hoy la fecha en el cuaderno para una reunión, caí en la cuenta que es el cumpleaños de Renato.

Cumpliría 72 años. Vaya, cómo pasa el tiempo, si en unos meses más cumpliremos diez años de su ausencia. Bien vendría acá un poema del primer libro de mi hermano, pero no tengo uno a mano para ponerlo.

Podemos en vez ver a los sobrinos y sus gracias: el Guille intentando que la Bea lo mire, Agustín liderando una ronda de preguntas, y yo haciendo de caballo, en este playlist.

Almuerzo ejecutivo

Continuando con la celebración de la treintena, con los compañeros de pega tenemos un grupo de personajes que solemos almorzar juntos frecuentemente.

De un tiempo a esta parte hemos adoptado la costumbre de, cuando está uno de cumpleaños, ir todos al Eladio o algo así, comer un poco más rico (y caro) que lo normal, y se divide la cuenta del cumpleañero entre todos. Como esto se repite para cada uno, nadie pierde, todos ganan, win-win.

Bueno, fuimos a almorzar al Eladio, y en esta ocasión pedí, en vez del típico costillar BBQ, un bife chorizo. No me gustó mucho, una lástima. Estuvo mucho mejor el lomo a lo pobre del martes pasado.