Cuando me comencé a interesar en la música de Black Sabbath y de Ozzy como solista, por allá por el ’96, la reunión ya había pasado, y Ozzy se había declarado retirado.
Por ello, varios años después, y habiendo sacado su par de discos, no dejo de sentirme afortunado de alcanzar a asistir al concierto de Ozzy Osbourne, que ya está próximos a cumplir 60 años de edad.
Llegamos cuando tocaba Korn, y luego esperamos a Ozzy. Por altavoz lo escuchamos cómo alentaba al público desde el backstage, y luego comenzaron a dar escenas en las pantallas gigantes.
Era Ozzy en Lost, hablando con Locke y Ben; Ozzy con la Reina de Inglaterra, haciendo cosas no muy de la realeza; Ozzy en Los Soprano, y en otras series, ofreciendo dildos a los protagonistas, o relacionándose con la caca. Todo un personaje.
Luego el concierto, plagado de “you are number one”, “god bless you all”, baldes de agua para las primeras filas. Ozzy el gordito, tiene su buena panza, ja ja ja. Me encantaría llegar a los sesenta con esa fuerza.
Vocalmente, impecable. Una o dos veces se quedó sin aire al medio de una frase, pero se lo tomaba con humor. Todo el rato haciendo señas al público para que gritara más fuerte.
Y el solo de Zakk Wylde es todo lo que un metalero quiere ver, con todos sus clichés del metal: tapping, ascenciones cromáticas, veloces hammer ons en cuerdas al aire, escalas a velocidad ultrasónica. Y fue más allá, hizo cosas que yo pensé ya no vería: solo con guitarra a la espalda, y guitarra con los dientes, ja ja ja, espléndido!!
Ahora sólo me duele un poco el cuello y la garganta, lo vale.
