Tabula Rasa

This entry is part 5 of 9 in the series Epistemología

Vimos en el post pasado de esta serie que la postura cartesiana propone que exijamos evidencia irrefutable como condición de justificación. Lamentablemente, eso nos dejaría con muy poco conocimiento a nuestro haber: nuestra existencia, el contenido de nuestra mente, y las verdades necesarias. Pero nada respecto al mundo físico. Relajemos entonces la condición propuesta por Descartes, y en vez de exigir evidencia irrefutable, usemos evidencia suficientemente buena como condición de justificación para el conocimiento. Esto exige entonces definir qué sería “suficientemente buena”.


Para responder a esto, John Locke (1632 — 1704) propuso examinar cómo se construye el conocimiento y buscar entonces sus fuentes. Propone que al nacer nuestra mente está ‘en blanco’, y que, en la medida que vamos acumulando experiencias, vamos ‘llenando’ nuestra mente de ideas. Estas ideas, entonces, serían los elementos con los que se construye el conocimiento.

¿Dónde se originan las ideas? Locke propone dos fuentes, ambas basadas en la percepción:

  • La sensación sería la fuente de ideas respecto a los objetos externos a nuestra mente, que percibimos con los sentidos. Por ejemplo, mi idea que “escucho una aspiradora” se origina en que estoy escuchando una aspiradora funcionando en el pasillo.
  • La reflexión, sería la fuente de ideas respecto a los objetos internos a nuestra mente, que percibimos con las operaciones de nuestra mente. Por ejemplo, mi idea que “creo que alguien está aspirando” se origina en una deducción que hago mentalmente (no veo a nadie operando la aspiradora, pero esta no puede funcionar por sí sola).

Además de estas dos fuentes de ideas como elementos para construir conocimiento, Locke propone también que podemos llegar a conocer cosas por razonamiento, que no requiere de evidencia de los sentidos. En esta categoría caerían las verdades necesarias indicadas por Descartes. Por ejemplo, luego de un proceso de razonamiento, puedo saber que la derivada respecto a x de la función exponencial(x), es la función exponencial(x).

Esta propuesta de Locke amplía el conjunto de cosas que podemos conocer, respecto a la propuesta de Descartes. Específicamente, al incluir la sensación como fuente de ideas, abrimos la posibilidad a conocer el mundo físico y nuestro cuerpo, cosa que para Descartes estaba descartada (no pun intended). Sin embargo, esta ampliación del conjunto de cosas que podemos saber puede parecernos arbitraria. ¿Basta con decretar que estas son las fuentes, y automáticamente crece nuestro conocimiento? No. Como ya vimos, hay que incorporar un criterio para decidir en cuál evidencia (ya no necesariamente irrefutable) podremos confiar para justificar nuestras creencias. En el siguiente post discutiremos la propuesta del fundacionalismo como criterio de decisión.

Irrefutable

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[Seguimos en esta serie de posts sobre epistemología, explorando respuestas a preguntas tales como ¿qué sabemos? ¿qué es el conocimiento? ¿cuáles son sus límites? ¿cuáles son sus fuentes?]

Vimos en los posts anteriores la propuesta de Platón respecto a que, para saber algo, sería necesario cumplir con estas tres condiciones:

a) Se cree en ese algo.
b) Ese algo es verdad.
c) Uno está justificado en creer ese algo.

Y entonces dejamos planteada la pregunta: ¿qué tipo de justificación es necesaria para realmente saber algo? Exploremos una primera respuesta.

Descartes propone lo siguiente: Hay que tener evidencia irrefutable que justifique la creencia. Podemos entender esta propuesta en el contexto en el que se desenvuelve Descartes, en el siglo diecisiete. A él le parece que todo lo que aprendió en su formación era más bien fundado en débiles premisas, y Descartes buscaba una base firme, sólida, sobre la cual construir el conocimiento. Por ello, propone: no creer en nada que no sea sólido, sólo creer en cosas indudables, irrefutables.

En su búsqueda de una base de conocimiento irrefutable, Descartes llegó a una conclusión, que (a mi juicio) marca un antes y un después en la historia occidental. Descartes encuentra que “pienso, por lo tanto, existo” es irrefutable. Me parece estupenda esta conclusión, por dos cosas: 1) Su origen no es dios, sino uno mismo. 2) Sirve perfecto para el caso de Neo que estamos explorando. Si de algo puede estar seguro Neo, dentro o fuera de la Matrix, es de su propio existencia. En eso Neo no puede estar equivocado.

Muy bien pues, ¿qué otra cosa podemos saber irrefutablemente, aparte de nuestra propia existencia? En la propuesta de Descartes, aparte de la propia existencia, se pueden saber las verdades necesarias en las que uno cree, que son aquellas que son verdaderas para toda evidencia presentada. Por ejemplo “todos los solteros no están casados” o “no es posible que yo esté físicamente en Santiago y en Valparaíso al mismo tiempo”. Las verdades necesarias, para decirlo de una manera simple, son verdad por el significado y estructura de las palabras de las componen, no por hechos en el mundo. La segunda frase, por ejemplo, es lo mismo que decir “no es posible que Q y no Q al mismo tiempo”. [Acá me pueden hacer varias objeciones, puesto que estoy simplificando mucho].

¿Algo más que según Descartes podríamos saber irrefutablemente? Él propone que tengo evidencia irrefutable de mis propios pensamientos. O sea, que no puedo estar equivocado respecto del contenido de mi mente. Por ejemplo, si pienso que tengo frío, no puedo estar equivocado respecto a que “estoy pensando que tengo frío”. Aunque en Plan Z podrían pensar distinto, como se ve en este video 🙂

httpv://www.youtube.com/watch?v=6Tt05DaZ1Lk

Pero eso es todo lo que logramos cuando exigimos justificación con evidencia irrefutable. La propuesta de Descartes es muy limitada, puesto que no hay como establecer irrefutablemente varias cosas importantes, tales como la existencia de nuestro cuerpo, ni de nada de lo que percibimos en el universo físico. Esto es así porque no tenemos creencias verdaderas irrefutables acerca del mundo físico. Las creencias respecto al mundo físico alrededor nuestro se forman sobre la base de nuestra experiencia sensorial: lo que vemos, escuchamos, tocamos, olemos y saboreamos. Y toda esta evidencia de los sentidos es refutable, tal como lo vimos en el caso de Neo. Y ni siquiera es necesario irse al extremo de Matrix. En el día a día, nos encontramos con situaciones en las que nuestros sentidos nos engañan. Dado que nuestras experiencias sensoriales no son confiables, Descartes las considera no aptas para conformar una base aceptable de nuestro conocimiento.

Dado que nosotros sí tenemos creencias respecto al mundo físico, y algunas de ellas parecen estar más justificadas que otras, el resultado de Descartes no es interesante o útil como en un principio podría parecer. Por ello, en el siguiente post, buscaremos otras opciones para responder las preguntas que nos estamos haciendo.

[A todo esto, ya habíamos explorado la opinión de Descartes, pero dentro de otro contexto, el de la filosofía de la mente. En este post, estamos viendo su postura epistemológica.]

¿Trajo su justificativo?

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Polmuadi me escribió respecto al post anterior, sugiriendo que

Quizás faltaría poner alguna justificación inválida, es decir que no sirva para justificar a) + b), o bien aclarar como es posible que tanto creer que es 2199 como creer que es 1999 está justificado, por lo tanto ambos saberes son válidos.”

Recordemos cuál es la propuesta de Platón de condiciones que permiten decidir cuándo alguien sabe algo.

a) Se cree en ese algo.
b) Ese algo es verdad.
c) Uno está justificado en creer ese algo.

Contestemos ahora a Polmuadi, viendo un ejemplo para lo primero que sugiere: un caso en que se cumple a) y b), pero c) no se cumple.

Neo está en la Matrix, y cree que es el año 1999. Mira hacia el cielo y ve que está nublado. Entonces piensa “ahora está nublado”. Al mismo tiempo, sucede que, fuera de la Matrix, efectivamente está nublado. En este caso, vemos que a) Neo cree que “ahora está nublado”, b) Es verdad que “ahora está nublado”, pero para el criterio c), ¿podemos decir que Neo está justificado en creer que “ahora está nublado”?

Acá es donde esta discusión se pone interesante, y es en este punto donde las opiniones divergen. Será materia de análisis en los siguientes posts, pero en el fondo, vamos a querer saber ¿qué tipo de justificaciones son ‘buenas’ o ‘confiables’ y cuáles no lo son? En este caso, nos podría parecer que la justificación de Neo para su creencia que “ahora está nublado” es débil, puesto que es fruto de una casualidad. ¿Es la casualidad un tipo de justificación aceptable? Lo veremos en futuros posts.

Veamos ahora lo segundo que sugiere Polmuadi. ¿Es posible que dos creencias distintas sean ambas justificadas? En este caso él propone “es el año 1999” y “es el año 2199”.

Cambiemos el ejemplo un poco y consideremos estas dos creencias: “es el año 2011” y “es el año 4708”. En mi caso, creo en ambas (criterio a). Ambas son verdad (criterio b, explico en un momento). Tengo justificación válida para ambas creencias. Para la primera creencia, mi justificación es que estoy viendo en el calendario de mi PC que ese es el año ahora. Para la segunda creencia, mi justificación es que revisé el testimonio registrado en Wikipedia respecto a la correspondencia para el año 2011 del calendario gregoriano, y corresponde al 4708 del calendario chino. Luego, yo sé ambas cosas, sin crear inconsistencias.

Notemos que en esta respuesta, lo que está sucediendo, es que tengo dos “etiquetas” distintas para denotar lo mismo, cosa que se estudia en filosofía del lenguaje.

[Estoy haciendo caso omiso acá de ciertas objeciones que podrían hacerse a esta explicación, con el objeto de mantenerla lo más simple posible]

Ahora sí, en el siguiente post veremos la propuesta de Descartes respecto a cuáles serían justificaciones adecuadas para el conocimiento.

Despierta, Neo, estás en el mundo real

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[Continuando con el estudio filosófico que se ha llevado a cabo en este blog, inicio ahora una serie sobre epistemología].

¿Hay alguna forma de saber si estamos dentro de la Matrix? O sea, nos preguntamos ¿existe algún criterio que nos permita decidir si lo que conocemos es parte de la realidad, o si es más bien fruto de una ilusión?

Si viste la película, te acordarás que Neo estaba convencido que él ya conocía la realidad, y que él estaba dentro de ella. Pero en un momento Neo se da cuenta que todo lo vivido había sido irreal, una experiencia producida directamente sobre su cerebro. Neo creía que sabía muchas cosas, pero en realidad él no las sabía en absoluto.

Para analizar estas cuestiones, comenzaré indicando un punto de inicio en la búsqueda de este criterio que nos permita decidir en qué caso alguien efectivamente sabe algo. En su diálogo Theaetetus, Platón propone que alguien sabe algo cuando se cumplen estas tres condiciones en conjunto:

a) Se cree en ese algo.
b) Ese algo es verdad.
c) Uno está justificado en creer ese algo.

Pongámonos algunos ejemplos para entender estas condiciones.

Ejemplo 1: Neo, antes de ser liberado de la Matrix, piensa en lo siguiente “es el año 2199”. ¿Neo sabe que “es el año 2199”? La respuesta es no, puesto que no cumple la condición a). No se cumple esta condición porque, antes de ser liberado de la Matrix, Neo cree que es el año 1999. Neo no cree que es el año 2199, y por lo tanto de acuerdo a la condición a), no lo sabe. Notemos que si bien es verdad que “es el año 2199”, igual Neo no lo puede saber, porque no lo cree. Él cree que es 1999.

Ejemplo 2: Neo, antes de ser liberado de la Matrix, piensa en lo siguiente “es el año 1999”. ¿Neo sabe que “es el año 1999”? La respuesta es no, puesto que no cumple la condición b). No se cumple esta condición porque, no es verdad que es el año 1999. La verdad, es que es el año 2199. Notemos que si bien Neo cree que “es el año 1999”, igual Neo no lo puede saber, porque no es verdad.

Completemos el análisis de estos dos ejemplos agregando la condición c). En el primer caso, ¿qué podría justificar a Neo a creer que “es el año 2199”? En otras palabras, ¿qué evidencia habría que darle a Neo para que él crea que “es el año 2199”? No hay que ir muy lejos: basta con desconectarlo de la Matrix, y mostrarle que está equivocado.
En el segundo caso, ¿qué justificación tiene Neo para creer que “es el año 1999”? Respuesta: ¡toda su experiencia vivida, desde que nació!

A la luz de estos ejemplos, cabe entonces preguntarnos ¿qué tipo de justificación es necesaria para realmente saber algo? En el siguiente post veremos una primera respuesta, la de Descartes, y analizaremos sus ventajas y desventajas.

Ingeniería y naturaleza

En una carta a El Mercurio aparecida hoy, el remitente indica (las negritas las puse yo):

Él cree que la ingeniería es una solución, que podrá “resolver los problemas de sismicidad”. No pongo en duda que la ingeniería sí podrá resolver muchos de los problemas de sismicidad, pero asumir a priori su efectividad ante todo problema de sismicidad es riesgoso. Visto lo ocurrido en Japón, creo que la mejor solución que nos puede dar la ingeniería es silenciarse ante el tema nuclear.

Lamentablemente para el remitente, lo que sucederá no será que la ingeniería se silencie. Sino todo lo contrario, entregará mejores diseños, mejores procedimientos, mejores soluciones.

Actualización 17 marzo 2011: El Mercurio publicó otra carta en respuesta a la anterior, que expresa más o menos lo que yo pensaba:

Si ante cada desafío que se le ha planteado en la historia de la humanidad la ingeniería se hubiese “silenciado”, (…)  no existirían redes de energía eléctrica, ni computadoras, ni sistemas de imprenta (…)

Buen orden y filósofos que se alimentan

Dos pensamientos con acoplamiento bajísimo:

Me contaba YE el otro día, que iba a ver una charla que daba su hijo acerca del Teorema del Buen Orden. Un nombre curioso, me parece a mí. Como el de este artículo: “A funny property of sphere and equations over groups”. ¿Una propiedad chistosa de la esfera? ¿En serio? Y el tipo de esta última página linkeada dice que tuvo que ir a una biblioteca a conseguir y fotocopiar el artículo, como si fuese algo antidilivuano. “¿Te acuerdas cuando uno iba a la biblioteca a fotocopiar cosas?”, recuerda el autor por ahí. Pero estoy divagando. Vamos al otro pensamiento.

Fui a almorzar donde mi hermano, mi cuñada y mi sobrino el sábado, y antes de sentarme a la mesa, les pregunté si había puestos fijos, o si podía sentarme donde deseara. Primero me dijieron que me sentara donde más me gustase. Pero luego me indicaron que la cabecera prefería ocuparla uno de ellos. Me pareció razonable.

Recordé entonces otra mesa, donde sentarse era todo un lío; un lío jocoso tal vez. Más bien un ritual. Luego del llamado a la mesa, todos se ponían de pie, pero nadie avanzaba, nadie se movía. Solamente de pie. Entonces una especie de director de orquesta o maestro de ceremonias, indicaba, uno a uno, quién se sentaba dónde. Y todos ya sabían que así era la cosa, esperaban tranquilamente que los invocaran. Era larguísimo, interminable. La comida se enfriaba, se alejaba el momento de disfrutarla. Y yo intentaba sentarme en cualquier lado, menos en el que me estaban ‘sugiriendo’, más bien asignando. Incluso se hacían planes previos, horas o días antes de la llegada de los invitados. “Sentemos a Juanita, que está soltera, al lado de Andrés, que también lo está”. Complicadísimo. “No sentemos a Marcos al lado de Isidora, por lo que paso cuando (– poner historia de su agrado acá –)”.

Complicado, menos mal no había deadlock, como con  estos filósofos comensales (Platón, Confucio, Sócrates, Voltaire, Descartes):

Foto obtenida de Commons de Wikipedia.

Camino de Luna

De Luis Aguirre Pinto

De Corral voy a Valdivia mientras se duerme la tarde
Por un camino de luna,voy remontando las aguas
Por un camino de plata va mi barca sobre el río
Es la luna que se baña en la noche y en el frío

En el río Calle Calle se está bañando la Luna
Se está bañando desnuda y está vestida de espuma
Voy cantando por el río mientras la Luna se baña
La noche canta conmigo …y yo canto con el alma

Vengo de Niebla y Amargos y he quedado sorprendido
Porque no he visto nublado ni de amargura he sabido
En las aguas se dibujan mil reflejos caprichosos
Es la luz de las estrellas que se duermen poco a poco

Definiciones sexuales

Las siguientes definiciones están tomadas verbatim del Catecismo de la Iglesia Católica. Las negritas las he agregado yo.

2351 La lujuria es un deseo o un goce desordenados del placer venéreo. El placer sexual es moralmente desordenado cuando es buscado por sí mismo, separado de las finalidades de procreación y de unión.

2352 Por masturbación se ha de entender la excitación voluntaria de los órganos genitales a fin de obtener un placer venéreo. “Tanto el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con una tradición constante, como el sentido moral de los fieles, han afirmado sin ninguna duda que la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado”. “El uso deliberado de la facultad sexual fuera de las relaciones conyugales normales contradice a su finalidad, sea cual fuere el motivo que lo determine”. Así, el goce sexual es buscado aquí al margen de “la relación sexual requerida por el orden moral; aquella relación que realiza el sentido íntegro de la mutua entrega y de la procreación humana en el contexto de un amor verdadero” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 9).

2353 La fornicación es la unión carnal entre un hombre y una mujer fuera del matrimonio. Es gravemente contraria a la dignidad de las personas y de la sexualidad humana, naturalmente ordenada al bien de los esposos, así como a la generación y educación de los hijos. Además, es un escándalo grave cuando hay de por medio corrupción de menores.

2354 La pornografía consiste en sacar de la intimidad de los protagonistas actos sexuales, reales o simulados, para exhibirlos ante terceras personas de manera deliberada. Ofende la castidad porque desnaturaliza la finalidad del acto sexual. Atenta gravemente a la dignidad de quienes se dedican a ella (actores, comerciantes, público), pues cada uno viene a ser para otro objeto de un placer rudimentario y de una ganancia ilícita. Introduce a unos y a otros en la ilusión de un mundo ficticio. Es una falta grave. Las autoridades civiles deben impedir la producción y la distribución de material pornográfico.

2370 La continencia periódica, los métodos de regulación de nacimientos fundados en la autoobservación y el recurso a los períodos infecundos (HV 16) son conformes a los criterios objetivos de la moralidad. Estos métodos respetan el cuerpo de los esposos, fomentan el afecto entre ellos y favorecen la educación de una libertad auténtica. Por el contrario, es intrínsecamente mala “toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación” (HV 14)

2380 El adulterio. Esta palabra designa la infidelidad conyugal. Cuando un hombre y una mujer, de los cuales al menos uno está casado, establecen una relación sexual, aunque ocasional, cometen un adulterio. Cristo condena incluso el deseo del adulterio (cf Mt 5, 27–28). El sexto mandamiento y el Nuevo Testamento prohíben absolutamente el adulterio (cf Mt 5, 32; 19, 6; Mc 10, 11; 1 Co 6, 9–10). Los profetas denuncian su gravedad; ven en el adulterio la imagen del pecado de idolatría (cf Os 2, 7; Jr 5, 7; 13, 27).

2384 El divorcio es una ofensa grave a la ley natural. Pretende romper el contrato, aceptado libremente por los esposos, de vivir juntos hasta la muerte. El divorcio atenta contra la Alianza de salvación de la cual el matrimonio sacramental es un signo. El hecho de contraer una nueva unión, aunque reconocida por la ley civil, aumenta la gravedad de la ruptura: el cónyuge casado de nuevo se halla entonces en situación de adulterio público y permanente

Enfoque fenomenológico para el estudio de la mente

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Por fin está completa esta serie que estudia la filosofía de la mente desde el punto de vista de las técnicas fenomenológicas:

  • Introducción: En “Disfrutar” y “¿Tienes experiencia?” comenzamos a acercanos al tema de estudio de la fenomenología, la estructura de la experiencia.
  • Métodos: En “Ser objetivo” discutimos las herramientas que pone la fenomenología a nuestra disposición. Estas herramientas parten de la perspectiva en primera persona, pero son capaces de entregar interpretaciones de datos empíricos de forma científicamente rigurosa.
  • Conciencia y autoconciencia: En “Antes de reflexionar” y en “Reflejo” exploramos la estructura fenomenológica pre-reflectiva y reflectiva de la conciencia.
  • Tiempo: En “Sumergido en el tiempo” vimos la naturaleza temporal intrínseca de la experiencia.
  • Percepción: En “Percepción > suma de sensaciones” hablamos acerca de la percepción y su relacipon con nuestro cuerpo y el mundo que lo rodea.
  • Intencionalidad: En “No fue mi intención” profundizamos acerca de las características de la experiencia de un objeto y vimos la inseparabilidad del sujeto y del mundo.
  • Mente corporal: En “Cuerpo 1″ y “Cuerpo 2″ situamos al cuerpo como elemento integral de la experiencia, que se hace transparente en ella, y que es imposible de separar de ella.
  • Acción y agencia: En “Luz, cámara, ¡acción!” proyectamos los temas anteriores hacia la causalidad de nuestras acciones, y el sentido de propiedad que tenemos de ellas.
  • Conocimiento de los otros: En “Deseo tomarme una foto contigo” tocamos la capacidad humana de conocer otras mentes, y la privacidad de los estados mentales.
  • Yo y persona: En “Autorretrato” finalizamos la serie con la experiencia del yo, y los elementos que lo constituyen, a un nivel experiencial y a un nivel narrativo.

Fue cerca de un año de trabajo, con un texto de apoyo que, siendo introductorio, ¡no tenía nada de simple! Dada mi formación centrada principalmente en las ciencias exactas, fue complicado adentrarse en el mundo ‘desde la primera persona’, pero sin duda estoy satisfecho y conforme con haberlo hecho, fue un excelente descubrimiento de las ideas y posturas de Brentano, Husserl, Heidegger, Sartre y Merleau-Ponty.

¿Qué veremos ahora? ¿Alguna sugerencia?

Autorretrato

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En el último tópico de esta serie acerca de la mente fenomenológica, veré la estructura del yo (self). El texto que estamos siguiendo, nos propone pensar en dos niveles del yo: un yo experiencial y un yo narrativo.

El yo ‘central’ es una dimensión experiencial

El yo experiencial es una parte integral de la estructura de nuestra conciencia. Es la dimensión invariante que le da a toda experiencia el carácter común de “ser mía”, otorgando así el carácter de primera persona a mis fenómenos experienciales.

La experiencia del yo es la percepción prerreflectiva de mi propia conciencia, de una manera autorreferente. Como es prerreflectiva, se presenta de manera constante, minimalista, primitiva, tácita y sutil. Ninguna experiencia que carezca de esta percepción prerreflectiva autorreferente puede ser llamado un ‘yo’.

El yo experiencial no está aislado del mundo, escondido en la cabeza. La experiencia del yo es inherente a toda experiencia del mundo: no se interrumpe la interacción con el mundo para tener experiencia del yo.

El yo experiencial tiene un solo nivel de organización, es estable a lo largo de la vida del organismo, y no es exclusivamente humano: no depende de la memoria, el razonamiento o el lenguaje.

El yo ‘extendido’ es una construcción narrativa

El yo narrativo es más sofisticado que el yo experiencial: se construye por medio de narrativas autointerpretativas. Incluye características autobiográficas, y no puede ser entendido de manera independiente a la autointerpretación. La narrativa surge a partir del lenguaje y, por ello, no existe un yo narrativo de tipo pre-lingüístico.

Esta narrativa tiene dos dimensiones:

  • Dimensión temporal: La narrativa unifica mis experiencias en el tiempo. En el yo narrativo, una experiencia es mía si la incluyo en la narrativa. El yo narrativo evoluciona, no es fijo, está en constante revisión: incorpora a la narrativa nuevas experiencias y otros elementos, tales como acciones, ideales, valores a los que adhiero, convicciones morales e intelectuales. Todo esto da forma a mi carácter o personalidad; actuar contra los elementos que conforman mi narrativa quita integridad (desintegran) a la persona.
  • Dimensión social: La narrativa está inserta en una comunidad lingüística que es preexistente. Uno no es el autor único de su narrativa, sino que ella está conectada con las narrativas de mis cercanos, y, a la vez, está embebida en una comunidad que le otorga significado. Debido a esto, conocerse a uno mismo es más complicado que una simple suma de las propias creencias y deseos, y es menos privado que lo que uno podría creer, porque uno no puede ser un yo por sí solo. Sino con otros como parte de una comunidad lingüística que le da forma a mi yo, y al entendimiento de los otros.

El yo extendido tiene varios niveles de organización, es evolutivo a lo largo de la vida del organismo y depende de la memoria, el razonamiento y el lenguaje.

Relación entre yo experiencial y yo narrativo.

El yo experiencial no es un producto del yo narrativo. Más bien, el yo experiencial es una condición prelingüística para el yo narrativo: se distingue entre poseer una perspectiva de primera persona y la capacidad de expresar dicha perspectiva de forma lingüística.

Una descripción del yo experiencial no será muy diferente entre un individuo y otro. Pero el yo narrativo tangibiliza y diferencia claramente la individualidad.

Impedimentos en el yo narrativo permiten que el yo experiencial se mantenga intacto; ¿recuerdan el ejemplo que di de Stephen Hawking? En el pasado, podría haberse pensado que él había perdido su yo con su incapacidad física. Por otro lado, impedimentos que se inician al nivel del yo experiencial, pueden causar que el yo narrativo colapse.

En el siguiente post haremos una conclusión acerca del enfoque fenomenológico para la filosofía de la mente.

La foto que ilustra este post es el Autorretrato de Albrecht Dürer, que está en la Alte Pinakothek de München, en Deutschland.