Da confianza

This entry is part 8 of 9 in the series Epistemología

[Este post es parte de una serie sobre epistemología]

En el post pasado discutimos un caso en el que se cumplen los tres criterios tradicionales que definirían el conocimiento, pero en el que no podemos decir que haya conocimiento. Vimos que este tipo de casos quita fuerza al esquema tradicional que definía lo que es el conocimiento.

Al mirar con calma el caso, encontramos que lo que debilita la creencia es que es mera casualidad que la creencia adquirida que “el papá de mi amigo está vestido de negro” es verdad. No hay un vínculo que una el hecho que mi creencia es verdad con la justificación que pretende sostener mi creencia.

Confiabilismo al rescate

Una solución es la que nos sugiere Alvin Goldman: modificar la tercera condición para el conocimiento, requiriendo que el hecho que la creencia sea verdad no sea una simple coincidencia. Su propuesta es que, para saber algo:

a) Se debe creer en ese algo.
b) Ese algo debe ser verdad.
c) La creencia en ese algo debe ser causada de una manera apropiada.

¿Qué maneras son apropiadas para causar creencias que son verdad? Hay varias propuestas, pero veremos solamente una, el “Confiabilismo” (del inglés reliabilism). La idea es que la creencia sea obtenida por medio de un método que sea confiable en las circunstancias.

En otras palabras, para que haya conocimiento, se debe cumplir que el proceso de formación de la creencia debe ser confiable, si la creencia es verdad.

Procesos no confiables y procesos confiables

Queda entonces aclarar qué es un proceso “confiable” Veamos primero ejemplos de procesos no confiables:

  • Adivinar (guessing). Por ejemplo, uno podría adivinar que está lloviendo en Curicó y ser verdad. Pero uno también podría adivinar que no está lloviendo y ser mentira.
  • Generalizar apresuradamente (hasty generalization). Por ejemplo, del hecho que la mayoría de los amigos de un hindú crecieron como politeístas, él deduce que a la mayoría de la población mundial es politeísta.
  • Pensamiento ilusorio (wishful thinking). Por ejemplo, pensar que el resultado de un examen médico será positivo, antes de recibirlo.

Podríamos caracterizar un proceso confiable como aquel que  “transmite” la verdad, o entrega mayormente creencias verdaderas, o entrega una alta tasa de creencias verdaderas respecto de creencias falsas.

Podemos pensar en dos tipos de procesos confiables:

  • Incondicionales. Estos procesos no tienen como entrada otras creencias. Por ejemplo podemos citar los procesos perceptuales que se realizan con atención. Mi creencia que “tengo frío en las manos” se basa en la percepción que tengo de mi temperatura corporal. Mi creencia que “veo a Lisa” se basa en la percepción visual que tengo de una figura de Lisa Simpson.
  • Condicionales. Estos procesos tienen entradas que incluyen parcialmente otras creencias y, cuando las entradas son verdad, entrega creencias que son probablemente verdad. Por ejemplo, la memoria, que se basa en creencias previas; la inducción sobre una base extensa y variada; y la deducción lógica, son procesos confiables condicionales.

Neo y la Matrix

Volviendo al caso con el que abrimos esta serie, pasamos a preguntarnos, dentro del marco que nos otorga el confiabilismo, ¿cómo puede saber Neo si está o no está dentro de la Matrix?

La respuesta que da el confiabilismo, es que mientras el proceso usado por Neo para obtener sus creencias sea confiable, entonces Neo tiene conocimiento.

De acuerdo con este criterio, entonces, podemos distinguir estos dos casos:

  • Cuando Neo está dentro de la Matrix, no tiene conocimiento del mundo a su alrededor, puesto que el proceso que está usando para obtener sus creencias es uno que está siendo manipulado por un agente externo, creando ilusiones, lo que no es confiable.
  • Cuando Neo está fuera de la Matrix, tiene conocimiento del mundo a su alrededor, puesto que el proceso que está usando para obtener sus creencias (procesos perceptuales) son confiables, en el sentido que tiene una alta tasa de creencias verdaderas versus falsas.

Una consecuencia de esta definición de conocimiento, es que Neo no tiene manera de distinguir cuándo está usando un método confiable (fuera de la Matrix) y cuando está usando un método no confiable (dentro de la Matrix) para obtener creencias del mundo. En otras palabras, Neo no tiene forma de discriminar cuándo tiene conocimiento y cuándo no, lo que nos puede parecer (al menos) poco satisfactorio, ¿no?

En el siguiente post, que será el último de esta serie de epistemología, contrastaremos el marco de referencia provisto por el confiabilismo, con el marco de referencia tradicional.

Desconozco

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[Este post es parte de una serie sobre epistemología]

En el post anterior terminamos de examinar las posturas de Descartes y de Locke. Ambas posturas, recordemos, siguen los criterios que estableció Platón: para saber algo, sería necesario cumplir con estas tres condiciones:

a) Se cree en ese algo.
b) Ese algo es verdad.
c) Uno está justificado en creer ese algo.

No nos gustó mucho la propuesta de Descartes, por ser muy restrictiva; pero establecimos también que la propuesta de Locke es muy permisiva. Todo esto, comentamos, ya se discutía en el siglo XVI. Por supuesto el tema se siguió discutiendo en los siglos venideros, y fueron saliendo más propuestas, que iban de alguna manera refinando las definiciones dentro del marco establecido por Platón.

Hasta que en 1963 (¡cuatro siglos después!) alguien desafió abiertamente el marco propuesto por Platón en un corto artículo, y mostró que este marco estaba equivocado. Esta persona fue Edmund Gettier, y lo que él muestra en su artículo son algunos casos en los que se cumplen las tres condiciones a), b) y c), pero en los que, sin embargo, no se puede decir que haya conocimiento. Veamos un ejemplo similar a los propuestos por Gettier:

Estoy en una ceremonia, y le pregunto a un amigo al lado mío cómo reconocer a su papá, a quien yo nunca he visto. Mi amigo me dice que su papá es el único en la ceremonia que tiene bigote. Miro alrededor, y la única persona que tiene bigote está vestida de negro. Entonces, yo deduzco que “el papá de mi amigo está vestido de negro”. Sucede, sin embargo, que el papá de mi amigo en realidad justo ha ido al baño cuando he mirado. La persona que yo veo con bigote acaba de llegar y no es el papá de mi amigo. A su vez, el papá de mi amigo, efectivamente, está vestido de negro.

Vemos que:
a) Yo creo que “el papá de mi amigo está vestido de negro”.
b) Es verdad que “el papá de mi amigo está vestido de negro”.
c) Estoy justificado en creer que “el papá de mi amigo está vestido de negro”, porque lo he inferido del testimonio verdadero que me ha dado mi amigo.

Con esto, según los criterios de Platón, uno puede decir que yo sé que “el papá de amigo está vestido de negro”. Pero, ¿podemos decir que realmente lo sé?

Ejemplos semejantes a este revolucionaron a los filósofos, y desde entonces están tratando de identificar qué hay que corregir en la definición de conocimiento para que ejemplos como el nombrado no califiquen como conocimiento. En el siguiente post veremos algunas propuestas al respecto.